De paseo por el Estado de Querétaro
Todo se vuelve una ciudad paseo, una ciudad museo, un lugar de convivencia
De paseo desde los cerros de Pathé o el Cimatario o desde la loma del Sangremal o del cerro de Las Campanas se aprecia un Querétaro en pleno desarrollo y se mira a lo lejos bajando de la Cuesta China, entrando por Juríca o viniendo del bajío, miles de gentes que buscan avecindarse en nuestra ciudad o simplemente pasearse por sus calles.
Cuando todos estemos listos, Querétaro te espera para que disfrutes de su cultura, historia y gastronomía típica, recuerda que han creado algunos sitios turísticos programas para recibirte con las extrictas medidas sanitarias y además con descuentos.
Las Cajas de Agua que brotan de sus paredes, como regalos a la vista por todas sus calles, la Fuente del Marqués o el Tanque del Agua, le dan entrada a la Avenida de Los Arcos.
Las calles de Reforma y Arteaga, la de Hidalgo, la de Morelos, la de Allende, la de Juárez, la de 16 de Septiembre, la de Independencia, nos muestran todas las casas de sus antiguos habitantes. Todo se vuelve una ciudad paseo, una ciudad museo, un lugar de convivencia
En el Nuevo Querétaro, a nadie le es ajeno al caminar, por los que hemos dado en llamar “los andadores”, son los tradicionales Callejones, como los que forman “El Baratillo”, en los recovecos de las calles de Cabrera y Vergara, entre esculturas, galerías y fiesta.
El espacio que forma la bajada del Biombo o andador 5 de mayo, partiendo de La Plaza de Armas y La casa de La Corregidora a la rinconada de San Francisco, continuando por el Portal de Las Tamaleras, el Jardín de La Corregidora, de San Antonio y el andador de 16 de septiembre, entre librerías, restaurantes, arte, el templo de san Antonio, La Congregación y las fuentes con sus monumentos, hasta llegar al de Juan Caballero y Osio, rodeado de buñueleras.
La Plaza de Armas, rodeada del Portal y Casa de los Samaniego, del Portal de Dolores, del Portal Quemado, de la Gran casa de Ecala, de los Septién, de Las casas reales, la galería Libertad, los mesones y restaurantes, la Fuente del Marqués, logran el espacio de mayor belleza en la ciudad.
Otro espacio que ofrece la ciudad para sus paseantes, es el que forma, el Portal de Independencia y el Jardín del Arte, el costado norte de Bellas Artes, la segunda parte del edificio del antiguo Convento Grande de San Francisco, ya mutilado y el Portal Bueno, para encontrarse en el medio la Plaza de La Constitución, un lugar donde el agua de la Fuente del Querubín, las bancas acomodadas a la europea y los faroles agraciados, permiten ver los edificios que circundan la plaza, en un agradable descanso.
Se encuentra otra agradable sorpresa al paseante, partiendo de donde se forma el espacio comprendido por el jardín de Santa Clara con su Fuente de Neptuno y la calle real o de Madero, con su gran casa de La Marquesa, el Palacio Municipal, el costado del gran Oratorio de las Clarisas, el Jardín Guerrero, con su fuente monumental, El Teatro de la Ciudad, la cercanía del Museo de la Ciudad y las oficinas del telégrafo o antiguo Hospital de los Hipólitos.
La vista se recrea amablemente e invita a la convivencia, con La Plaza Mariano de Las Casas, circundada de portales y el exterior del Beaterio, hoy Escuela de Artes Gráficas, más El Oratorio de Santa Rosa, esperando el toque de las horas en el reloj más antiguo de la ciudad y la visita a la hermosa capilla de indios llamada del Espíritu Santo, es otro paseo inolvidable en nuestra ciudad, mejorará sí se encaminan hacia la calle de Belén o Ezequiel Montes.
A veces pareciera olvidada la Plaza de San Sebastián, un entorno verdaderamente maravilloso el que hace la fuente, el jardín, La Casa del Faldón, la Iglesia y el andador.
Acudir cuesta arriba partiendo de la Plaza de Abajo, rumbo al barrio de La Cruz, es una experiencia exclusiva de quién visita nuestra ciudad, se topará con la imponente ciudadela formada por la Plaza de los Fundadores, el jardín de la Cruz, la capilla del Calvarito y la grandiosidad de La capilla de la Asunción, el templo de La Santa Cruz de los Milagros, El Convento y el Museo, ubicado en el ex Colegio de Propaganda Fide.
El Cerro de Las Campanas, vuelto un parque agradable a la vista, con La Fuente de los Niños, La Capilla de los Habsburgo, el monumental hemiciclo a Benito Juárez, El Museo de Sitio y la agradable vista al sur de la ciudad
La Plaza de santo Domingo con su Cruz Atrial, la Iglesia, la Capilla de la tercera orden, su convento restaurado y el Archivo Histórico de la orden dominica, uniéndose al ex Convento de San Agustín, nuestro actual Museo de Arte, la Iglesia muestra viva de los gloriosos artistas queretanos.
La Plaza del recreo o Jardín Zenea o La Plaza de Abajo, rodeada del Convento Grande de San Francisco, el Gran Hotel, los portales de las tamaleras, con su fuente de Hebe, su Kiosco, serenatas, pareciera la oportunidad de comenzar a vivir una tarde inolvidable en Querétaro, más si se encamina entre comercios chillones de la Avenida Corregidora y se introduce a La Alameda entre “El Pueblito” y los árboles frondosos del gran paseo alamedado.
La rinconada del Teatro de la República, con sus esquinas chatas y la cercanía de La Mariposa, el portal en la esquina de las calles, 15 de Mayo y Pasteur norte, más la casona episcopal, de Próspero C. Vega, esquina con 15 de Mayo, logran fascinar al paseante.
El conjunto arquitectónico que forman el templo de La Compañía y los colegios de San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier, conocidos como La parroquia y el Patio Barroco, son lugares imprescindibles de una visita a la ciudad de Querétaro.
De paseo, puedes recorrer el río Querétaro, desde su entrada al centro de la ciudad, por el Molino de San Antonio, seguirlo por sus tres puentes antiguos, el de San Sebastián, el Puente Grande y el Puente de hierro, hasta su salida por Santa María Magdalena, dan la oportunidad de mirar a la otra banda, el Jardín de los Platitos y La Estación Porfiriana del tren.
El río nace en el Zamorano. Atraviesa las haciendas de: Atongo, Chichimequillas, La Griega y Saldarriaga, Los pueblos de La Cañada y Hércules,
Las casas caen desde los cerros de San Pablo, Menchaca y Peñuelas, hasta llegar a los barrios de la Trinidad, El Cerrito, El Tepetate, San Gregorio, La Candelaria y San Roque.
La santa Cruz de los Milagros, La Virgen del Pueblito, El Señor de las Maravillas, el Santo Señor de Esquipulas, son sus devociones.
El estadio mundialista de fútbol, La Corregidora y su Auditorio Corregidora, son su orgullo, mientras sus nuevas avenidas se cruzan entre puentes peatonales y tréboles a gran velocidad, rumbo a las zonas industriales o a Juriquilla, Tequisquiapan, Bernal, La Sierra Gorda y Jalpan.
José Félix Zavala El oficio del Historiador Foto Samuel Perez Rios