Opinión

El avión que salva a la 4T: Ángel Dorrego

El avión que salva a la 4T: Ángel Dorrego

El presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, presentó en una de sus conferencias mañaneras la apariencia del boleto para la rifa del avión presidencial, en caso de que se decida realizar el sorteo ante la falta de compradores de la aeronave. Por si no queda claro por qué él un jefe de estado utiliza su tiempo para presentar el trabajo que no debe haberle costado ni un día de labor a un diseñador gráfico decentemente entrenado, va una hipótesis: el tema del avión le permite al presidente, quien gusta de dirigir la agenda pública en sus diarias intervenciones matutinas, mantener el debate acerca de un tema de corrupción y derroche de sus antecesores para evitar que las planas de los periódicos se llenen de las críticas a la ejecución de su gobierno en cuanto a temas auténticamente torales en la agenda nacional.

Un tema principal en el cual el gobierno parece estar teniendo resultados nulos es en la seguridad. Si bien ya tenemos un poco más de una década con persistentes y sostenidas alzas en las tasas de delitos, encabezados por el homicidio, ésta no ha cambiado en nada con el gobierno auto denominado de la Cuarta Transformación. El gobierno federal y sus personajes afines defienden con acrobacias aritméticas que no se ha detenido el alza del fenómeno de violencia, pero que se ha contenido su tendencia ascendente. O sea, ya no crece tan rápido. Sin embargo, sigue creciendo, ya que si se compara cada mes con el del año anterior, los aumentos de homicidios son evidentes, lo que termina en que la cifra anual también ascienda. Esto quiere decir que no se han podido salir de la dinámica de las dos administraciones anteriores, por más que el discurso diga lo contrario. Esta administración alcanzó el año pasado las tasas más altas de violencia desde que se tiene registro, y si no hacen algo diferente en este, van por seguir rompiendo récords. Cuando el periodista Jorge Ramos cuestionó al presidente al respecto, lo primero que salió de su boca fue “eso sí calienta”, para después culpar, otra vez, a sus antecesores. Y al tiempo que se hizo una marcha para pedir paz y seguridad encabezada por los activistas y víctimas secundarias Javier Sicilia y Julián LeBarón, el subsecretario de gobernación Ricardo Peralta decía sin destinatario que “a chillidos de marrano, oídos de chicharronero”. Finísimo político el caballero. Dos días después, el presidente presenta su boleto de rifa.

En la economía, están por presentarse las cifras del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) con respecto al crecimiento en el último trimestre del año pasado, para completar la contabilidad del año anterior. Todo indica que el crecimiento de México se posará ligeramente en las cifras negativas. Esto quiere decir que no sólo no crecimos, sino que nos contrajimos un poquito. Dicen los afines al presidente que si bien esto es cierto, se ha abatido el desempleo y han crecido las oportunidades. Esto sólo es cierto si tomásemos como fuentes de empleo las becas y apoyos que el gobierno está dando. Y no es que esté mal que la franja más necesitada de la sociedad reciba apoyo económico del gobierno, el problema radica en el por qué y para qué, así como la sustentabilidad de los programas. Si el gobierno está pagando directamente a gente para que las empresas los empleen de forma gratuita, estamos ante el esquema de que prescindan de ellos una vez que tengan que pagar su salario. Lo interesante es si estas personas después pueden conseguir otro u optarán por pedir nuevos apoyos del gobierno. Hasta ahora, sólo dos de cada cien inscritos en el programa se integran a la vida económica. Además, si el país no está produciendo, la recaudación fiscal se verá comprometida para continuar con los programas, dejando a los usuarios de las becas en el mismo lugar que los encontró, sólo con una economía más dañada y, por lo tanto, menos proclive a generar nuevas plazas laborales. Pero nadie les quita la posibilidad de ganarse un avión en una rifa, eso sí.

En la salud, la desaparición del Seguro Popular para pasar a la operación del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) ha sido caótica, por decir lo menos, ya que resulta que los usuarios, lejos de ganar una mayor o mejor atención, ahora tienen que pagar por cosas que en su antecesor eran gratuitas. Ya no hablemos de la carencia de un plan efectivo y gradual de implementación, sino de una estrategia mínima que incluyera cosas tan básicas como las reglas de operación de las instituciones de salud ante la reforma. Otro tema en este campo es el desabasto de medicinas. Y no es que haya alguna queja porque el gobierno federal busque romper con contratos corruptos o desventajosos con sus proveedores, sino que este modo de actuar devenga en que, por ejemplo, los niños con cáncer carezcan de los insumos propios para sus tratamientos de quimioterapia. Es muy difícil encontrar una política que conlleve a un resultado más cruel. Lo que ha hecho en este respecto la administración federal en este momento es asegurar un mes de provisiones e instarlos en creer la palabra del presidente de que no van a faltar en el futuro. Pero lo importante es acabar con la corrupción, cueste lo que cueste. Y el cachito para la rifa del avión sólo cuesta módicos 500 pesos.

Y así podríamos seguir por múltiples temas, como el abuso de la Guardia Nacional a los derechos humanos de los migrantes, aunque la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), dirigida por Rosario Piedra, haga mutis para no perjudicar al gobierno al que le debe su posición. Y ponga usted los que guste, porque serán temas de segundo plano siempre que se pueda hablar del avión símbolo de los derroches faraónicos de los gobernantes del pasado. Lo importante es exhibir qué tan malos fueron los adversarios del actual gobierno para demostrar la honestidad imperante en la relativamente nueva administración, así sea comprando en rifa colectiva por segunda vez un avión que ya habíamos pagado la primera vez, y así evitar derroches. Compre usted su boleto.

Educación

Por Ángel Dorrego

Analista, consultor y asesor político. Especializado en temas de seguridad y protección civil. Licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Nacional Autónoma de México, Maestro en Estudios en Relaciones Internacionales también por la UNAM. Cuenta con experiencia como asesor de evaluación educativa en México y el extranjero, funcionario público de protección civil y consultor para iniciativas legislativas.
Correo para el público: adorregor@gmail.com

Foto agencias