El Coloso: la escultura que fue olvidada
El Coloso: la millonaria figura que desapareció misteriosamente
Ciudad de México.- El Coloso es una escultura del Bicentenario de la Independencia de México que según el discurso oficial, representa la mexicanidad. Después del festejo, todos la olvidaron.
Tal vez aún recuerdes que hace un par de años, en el 2010, específicamente, el gobierno mexicano echó la casa por la ventana para la celebración del Bicentenario de la Independencia… y si prestaste suficiente atención, recordarás aquella figura enorme que se erigió en pleno zócalo capitalino la noche del 15 de septiembre: El Coloso.
¿No te suena para nada? No te preocupes, no eres el único. Incluso el propio gobierno mexicano se olvidó de él y su paradero fue motivo de confusiones entre distintas dependencias gubernamentales, a pesar de que se trató de un atractivo que se sumó a los 26 pesos que cada mexicano pagó de sus impuestos de la celebración del bicentenario de la Independencia.
El origen del Coloso
El Coloso mide 20 metros de altura, con un peso total de 8 toneladas y está hecho de poliuretano. Su identidad también fue un motivo de controversia, puesto que su creador, Juan Carlos Canfield Zapata dio declaraciones contradictorias e incluso la SEP desmintió la primera de éstas. Canfield dijo que se basó en las facciones de Benjamín Argumedo, un enemigo de Villa y aliado de Victoriano Huerta, cuya historia está manchada por ser un traidor de la Revolución Mexicana; lo cual pone en duda su selección para ser representante de lo mexicano, pues es un personaje contrario a algunos de nuestros héroes más representativos.
Pero al mismo tiempo, Canfield declaró que en realidad sólo se basó en sus rasgos, dado que muestran a un hombre fuerte y de carácter, con un bigote muy revolucionario, y representación tanto de lo mexicano como de los héroes anónimos que pelearon por la Independencia. Explicación que también fue motivo de críticas, como lo expone Ernesto Priego.
«Canfield ha dicho como vimos que el modelo para el “Coloso” se eligió “no por su participación en la revolución… sino más bien por su aspecto físico.” El mensaje parece ser: lo que se rescata, lo que queremos que se recuerde y se celebre de la Revolución mexicana en el presente y para el futuro… fue y es eso, los bigotes. No es broma».
La celebración
Algunos medios afirman que la celebración del bicentenario representó un derroche de 3 mil millones de pesos, que incluyen la construcción de la Estela de Luz —que hoy en día es considerado un monumento de la corrupción— y el Parque Bicentenario de Azcapotzalco, dos obras que no estuvieron listas para aquel 15 de septiembre de 2010; de esos miles de millones, 3.8 millones representan el costo del Coloso.
El desfile, que recorrió desde Chapultepec hasta el Zócalo, fue acompañado de un sinnúmero de representaciones de México, como una serpiente emplumada —o Kukulkán— hasta que al llegar al Zócalo se erigió el Coloso con la ayuda de grúas, justo al frente del asta bandera y el Palacio Nacional, frente a cientos de personas y los televidentes que presenciaban la celebración de nuestra patria.
El Coloso estuvo bajo los reflectores tan sólo unos minutos y decoró el Zócalo capitalino por unas horas, acompañado de los fuegos artificiales y el tradicional grito.
¿Y qué pasó después?
El Coloso fue abandonado ni bien había terminado la celebración. Nunca se pensó en dónde guardarlo, si tendría algún valor histórico o si podría reutilizarse para otro fin para que la inversión no fuera un gasto absurdo. Es aquí donde comienza la verdadera historia de su abandono.
A un año del grito de 2010, Animal Político reportaba que tras indagar en distintas dependencias del gobierno, lo encontraron abandonado en la colonia Vallejo —al norte del entonces Distrito Federal—, desmembrado y cubierto con lonas en el patio de lo que anteriormente fue el Comité Administrador del Programa de Construcción de Escuelas de la SEP —CAPCE. En aquel entonces el autor, Canfield, dijo que se planeaba que el Coloso estuviera en el Parque Bicentenario Azcapotzalco.
Sin embargo, años más tarde, en el 2013, el Coloso fue enviado a Nayarit como una donación según la SEP, aunque para el 2014 el gobernador negó que la figura se encontrara en su estado. Tras una serie de dimes y diretes, encontraron que todo se debió a una confusión de la SEP, pero que en efecto el Coloso ahora era una donación al estado de Nayarit. No obstante, después de ello se pierde el rastro de la ubicación del Coloso, hasta el 2016, en el que Reforma reporta que se encuentra en una bodega de Tepic, Guadalajara, aún sin un lugar dónde ubicarlo.
Así, el Coloso, dudoso representante de la mexicanidad, se vuelve una muestra fiel del olvido de los gobernantes y de los gobernados, de la falta de previsión, del derroche millonario, la falta de interés y coordinación entre las instancias de gobierno. Una historia que por desgracia nos costó a todos.
Fuente: Cultura Colectiva Animal Político Fotos: Agencias