Frida Kahlo: Una pintora por derecho propio
La pintura de Frida fue intimista y sincera con una gran fortaleza y un extraordinario talento.
En conmemoración del 66 aniversario luctuoso de Frida Kahlo, SURA Asset Management México a través de la Colección SURA, celebra la vida de la artista mexicana que conquistó un lugar en la Plástica Mexicana y se convirtió en un ícono cultural a nivel mundial.
“La pintura de Frida fue intimista y sincera, con una gran fortaleza y un extraordinario talento, nadie como ella para realizar su biografía plasmada en cada una de sus obras con el pincel en la mano”, señala Consuelo Fernández, gerente de actividades culturales de SURA AM México.
Frida Kahlo, cuyo nombre completo era Magdalena Carmen Frida, nació en Coyoacán (Ciudad de México) el 6 de julio de 1907; aunque ella siempre decía que nació en 1910 porque era hija de la Revolución. Fue hija del famoso fotógrafo Guillermo Kahlo, quien retrató edificios y monumentos históricos.
La niñez de Frida fue feliz, su carácter alegre le permitió salir adelante de la poliomielitis que sufrió a los seis años, cuya secuela le dejó una pierna muy delgada. Formó parte de una banda estudiantil “los cachuchos”, en la que también participaba Alejandro Gómez Arias, quien fuera su primer novio. Ya desde este momento se le veía como una joven con ideas liberales.
Al estallar la Revolución, la posición económica de su padre ya no era la misma y Frida empezó a trabajar ayudando en el taller familiar y después como aprendiz de grabado.
El 17 de septiembre de 1925 sucedió el trágico accidente del tranvía en donde iba Frida y su novio; este evento le cambió la vida de una manera brutal. Su columna vertebral se rompió en tres lugares de las vértebras lumbares, se fracturó la clavícula y dos costillas, su pierna derecha sufrió once fracturas, su pie fue aplastado y la pelvis estaba rota.
Un mes después del accidente y tras haber estado hospitalizada, regresó a su casa de Coyoacán donde guardó absoluto reposo durante dos meses. Frida luchó incansablemente por vivir, durante este período le escribe a Alejandro contándole todo lo que sentía “… No sabes cómo he llorado por ti mi Alex, el mismo tiempo que por mis dolores, pues te digo que en las primeras curaciones se me ponían las manos como papel y sudaba del dolor de la herida… que me atravesó enteramente de la cadera a adelante. Por tantito y me quedo hecha una ruina para toda mi vida”.
Para 1927 finalmente Frida se recuperó, llevando una vida casi normal, dejó de estudiar y se dedicó a pintar. Las primeras obras que realizó fueron los retratos de su familia, de ella misma y de sus amigos “los cachuchas”. Ese mismo año, Frida se encontró con Diego Rivera cuando éste regresaba de Rusia, le llevó sus primeros cuadros y el pintor empezó a mostrar interés por la artista y su obra.
Dos años más tarde, Diego pidió la mano de Frida a su padre; sin embargo, la madre de la artista se negaba rotundamente a la relación y no asistió a la boda que se llevó a cabo el 21 de agosto de 1929.
En 1930, viajaron a California pues Diego tenía que realizar unos murales en la Bolsa de Valores y en la Escuela de Bellas Artes de San Francisco. Fue la primera vez que Frida viajó a Estados Unidos y no se sintió a gusto pues no le caían bien los americanos. Su estancia en San Francisco duró año y medio, ahí se hizo muy amiga del doctor Leo Eloesser al que consultaba su salud.
Frida quedó embarazada en 1932 pero perdió al niño debido a una hemorragia incontrolada. Según la misma Frida no fue el único aborto, sufrió tres más. Estos, quedarían plasmados en varios de sus dibujos.
Nuevamente por trabajos que Diego tenía que realizar, viajaron a Nueva York y se instalaron en Manhattan. Durante ese tiempo, Frida se percató que Diego mantenía una relación con Louise Nevelson, una joven pintora.
Regresan a México en 1934 y se instalan en la nueva casa de San Ángel, construida por Juan O’Gorman. Su relación ya no fue la misma y menos cuando Diego la traiciona con su propia hermana, Cristina Kahlo. Frida se sume en una depresión y se separa de Diego. Desde ese momento, Frida empieza a tener otras relaciones, una de las más relevantes fue la que sostuvo con León Trotsky, político y revolucionario ruso.
En 1938 llega a México André Breton, con una mirada predispuesta a encontrar el surrealismo en este país, y con Frida no es la excepción. Frida viaja a París para presenciar la exposición «Mexique» que André Breton organiza con obras prehispánicas, exvotos, fotografías de Manuel Álvarez Bravo y 18 cuadros de la propia Frida.
En 1940 participó en la Exposición Internacional del Surrealismo en la Galería de Arte Mexicano con sus obras «Las dos Fridas» y «La mesa herida». Su depresión por la ausencia de Diego y su problema con la bebida se hicieron muy intensos. Pintó su obra «Autorretrato con pelo cortado», obra que produjo en Diego la frase “mira que si te quise fue por tu pelo…”. El 21 de agosto de ese año, murió León Trotsky en su casa de Coyoacán y Frida decidió viajar a Estados Unidos para recibir tratamiento médico. Expuso en San Francisco en la Exhibición Internacional Golden Gate y en Nueva York en la exposición «Veinte Siglos de Arte Mexicano».
Hacia finales de los años cuarenta se vuelve a casar con Diego. En 1942 participó en la fundación del Seminario de Cultura Mexicana, y expuso en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Realizó diversas exposiciones tanto en México como en Estados Unidos y fue nombrada maestra de la Escuela de Pintura y Escultura «La Esmeralda» de la Secretaría de Educación Pública en el año de 1943.
De 1944 a 1949 pintó y participó en diversas exposiciones nacionales e internacionales. En 1950 fue internada durante nueve meses en un hospital debido a una infección producto del injerto de hueso que le realizan cuatro años atrás en la columna vertebral. En 1953 llevó a cabo su única exposición individual en México en la Galería de Arte Contemporáneo, dirigida por Lola Álvarez Bravo.
En 1953 Frida vuelve a sentirse mal por su pierna y hubo la necesidad de amputársela para intentar salvarle la vida. Nuevamente su fortaleza ganó y aprendió a caminar con una prótesis, pero desde ese momento vivió a base de medicamentos y drogas que le hacían perder la razón.
En 1954, pinta su cuadro «Sandías” con leyenda: Viva la vida. Ingresa al hospital dos veces más y convaleciente de bronconeumonía asiste a una marcha en protesta por el golpe de estado contra Guatemala. Once días después, el 13 de julio de 1954 muere Frida Kahlo en su Casa Azul de Coyoacán.
SURA, comprometida siempre con la difusión y conservación del arte y que cuenta con una gran colección de obras de hace más de 100 años, tiene la gran fortuna de contar con una de las pinturas de los inicios de Frida Kahlo: Retrato de Isolda Pinedo Kahlo.
La Colección SURA tiene la gran fortuna de contar con una de las pinturas de los inicios de Frida Kahlo: Retrato de Isolda Pinedo Kahlo.
Datos de la obra
FRIDA KAHLO
RETRATO DE ISOLDA PINEDO KAHLO, 1929
Óleo/Tela
75 x 55 cm.
Descripción
“Esta obra es uno de sus óleos más tempranos, que denota su formación académica original. Fiel a su modelo, en este retrato afectivo no existe más indicio de lo que sería su obra posterior, que la inclusión de la figura de una muñeca artesanal como un acento cromático fuerte que pronto caracterizaría su colorido de toda su singular y paradigmática obra posterior”, explica Consuelo Fernández.
La colección SURA Asset Management México, está integrada por más de 360 obras que forman parte del compromiso de la compañía de difundir los valores e impulsar la cultura mexicana como una responsabilidad social, a través de iniciativas, exposiciones itinerantes y la colaboración con museos de México y el mundo con el objetivo de generar impacto social positivo.