Querétaro presente en el 4° día de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara
Querétaro en el 4° día de la FIL
Continúa la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, la cumbre literaria más grande del país en la que Querétaro tiene presencia con la exhibición y venta de cerca de 440 títulos de escritores y escritoras del estado.
Como parte de las actividades preparadas para la edición número 32 de la FIL, la comitiva queretana realiza dinámicas y actividades para dar a conocer la producción literaria del estado, promoviendo además, el fomento a la lectura.
Durante la jornada del cuarto día se obsequiaron títulos de Rodolfo Campos y Chantal Favier.
La FIL de Guadalajara se estará llevando a cabo hasta el 2 de diciembre.
En éste mismo marco, López Ruelas recibió el Homenaje al Bibliotecario que cada año tiene como marco la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Con una cálida bienvenida, Marisol Schulz abrió el Homenaje al Bibliotecario en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara señalando que el amor por los libros ha sido el propósito del homenajeado desde temprana edad. “Nadie más que tú merece este reconocimiento, querido Sergio”, apuntó afectuosamente la directora de la Feria. Desde la mesa del presidio los acompañaban Helen Ladrón de Guevara, Rosa María Fernández, Miguel Ángel Navarro, Raúl Padilla López y Sonya Reynaga.
Para Helen Ladrón de Guevara, un homenaje como este permite destacar el alcance y la importancia de la profesión de bibliotecario. El trabajo de Sergio López Ruelas, comentó, enriquece el ADN de la esencia bibliotecaria. Su carrera ascendente en el campo de las bibliotecas e investigación, agregó, ha sido notable, por lo que esta distinción resulta justa, justificable y deseada. “Sergio se ha ganado el pulso y respeto de sus colegas”.
Rosa María Fernández tomó la palabra para compartir con la audiencia un breve y conciso recorrido por la trayectoria del homenajeado; con una abuela lectora que lo incitó a tomar los libros, tuvo la suerte de estar rodeado de ellos desde temprana edad. Con un total de 206 unidades de prestación de servicios de información como parte de la red de bibliotecas a su cargo, Sergio López Ruelas impulsó la promoción y gestión de dos distinciones que, a su consideración y la de otros colegas, eran necesarias: al bibliófilo y al bibliotecario. Otro de sus logros es el establecimiento de la Biblioteca Digital de la Universidad de Guadalajara, así como dar notoriedad a la red de bibliotecas de la Universidad de Guadalajara a escala nacional. “El caballero de la bibliotecología en México”, como lo llamó Rosa María Fernández, no concibe su vida sin ser bibliotecario.
“Las bibliotecas son cultura; extienden la cultura”, afirmó Sergio López Ruelas, para quien ser bibliotecario es un destino ineludible. Autoconsiderado un bibliotecario de papel, recordó aquellos tiempos en que las bibliotecas le permitieron conocer a algunos de sus autores favoritos como Truman Capote, William Faulkner, Susan Sontag, Tennessee Williams, Harper Lee y Walt Whitman. Pero fue en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara donde descubriría su libro favorito: Nadie me verá llorar, de Cristina Rivera Garza, con quien coincide en afirmar que las bibliotecas son catedrales. “Este homenaje hace que me sienta con un compromiso renovado hacia mi universidad y a mi vocación: ser bibliotecario”, dijo en su discurso.
Para él, este homenaje es también un reconocimiento al talento, a los usuarios y a las bibliotecas: un universo fantástico que está repleto de inmensa felicidad propia. “Leer me remite a mi niñez y a la sensación de asombro”. Recibir ese reconocimiento, señaló, es algo colectivo y no algo que merece su nombre nada más: hizo mención de las personas que trabajan con él día a día, a su familia, maestros, aliados y amigos que han sido parte de este recorrido, así como también a los bibliotecarios que le antecedieron. La lectura, para él, es importante porque lo ayuda a comprender el mundo. “Las bibliotecas pueden promover entre las personas el deseo de cambiar” finalizó, para luego recibir la cálida ovación de un auditorio puesto de pie.