Tres problemas con el presupuesto 2020: Ángel Dorrego
Tres problemas con el presupuesto 2020: Ángel Dorrego
Por Ángel Dorrego.- La Cámara de Diputados está cercana a aprobar el Presupuesto de Egresos de la Federación para el próximo año. Como en todo ejercicio de cálculo del gasto, los recursos serán insuficientes para resolver todos los problemas que aquejan al país, por lo que es necesario priorizar en aquellos rubros que requieran mayor atención, ya sea por el tamaño de los rezagos en un área determinada o por la premura que requiere atender ciertos asuntos en particular. Sin embargo, este ejercicio parece que carece por completo de dicha lógica. Incluso es difícil dilucidar cuáles son los ejes que le dan congruencia para atender sistemáticamente los predicamentos que aquejan actualmente a México.
No hay duda que en estos momentos nuestro principal problema se encuentra en el área de la seguridad pública. Somos el lugar del planeta, excluyendo aquellos en que actualmente se desarrolla una guerra civil, donde más se asesina personas. Nuestras cifras superan incluso a algunos países con conflictos bélicos internos declarados. Esto nos haría pensar que la gran apuesta que debería hacer el gobierno es en dotar a las fuerzas de seguridad de los mayores recursos posibles con el fin de tener un sistema de justicia que comience a ser auténticamente operacional a favor de los ciudadanos. Esto quiere decir que se tendría que pagar sueldos dignos a los encargados de nuestra seguridad, así como proveerlos de capacitación efectiva y equipamiento propio para los desafíos que enfrentan día con día. Sin embargo, el área de seguridad verá reducido su presupuesto para el próximo año. De hecho, el promedio de gasto en seguridad de los países pertenecientes a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), club de los 36 países más desarrollados y del cual formamos parte, ronda el 3% del Producto Interno Bruto (PIB). Nosotros con mucho esfuerzo estábamos pasando el umbral del 1%, pero en este presupuesto será inferior a esa marca. La única área de seguridad que verá un aumento es la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), o sea, el ejército. Pero es difícil determinar si estos recursos se verán reflejados en el área de seguridad, ya que se le ha encomendado a las fuerzas armadas proyectos más allá de su misión, como construir aeropuertos, ya que, como todo estado con severa debilidad institucional, lo que sabemos que no va a salir se lo encargamos a la disciplinada instancia castrense.
El gobierno federal, por su parte, insiste en que su estrategia de seguridad se basa en atacar las causas de la inseguridad, que para ellos parece ser la falta de valores en los jóvenes y sus familias, por lo que la apuesta se ha puesto en mensajes reivindicativos de la unión familiar e informativos de las terribles consecuencias del consumo de sustancias ilegales. Más allá de que esto estigmatiza y criminaliza a los consumidores sin romper el ciclo económico que mantiene al crimen organizado por encima de las fuerzas del estado, es como recomendarle a un diabético que deje de consumir azúcar. Y nada más. Los problemas inherentes a su condición no son atendidos de ninguna manera. En el caso de la seguridad, esto no revertirá que el crimen organizado se sienta en libertad de secuestrar territorios completos con cobro de derecho de piso, entre otras formas de extorsión, o que decidan a asesinar a todos los asistentes a determinado evento o lugar sin importar que entre las víctimas haya menores de edad.
Un segundo problema tiene que ver con las participaciones de los municipios en la repartición del presupuesto federal. Éstas se verán reducidas a partir del próximo año. Y no es que los municipios sean, como dicen sus presidentes municipales hoy en protesta, el lugar donde se atiende de forma inmediata los problemas de la gente. Los municipios, desde que obtuvieron cierta independencia financiera, han sido el nivel de gobierno con el peor uso de los recursos. Las finanzas municipales se vieron rápidamente gangrenadas por funcionarios irresponsables que endeudaban a sus municipios por periodos mucho mayores a los de su tiempo en el gobierno para hacer obras sin un impacto demostrable en el mejoramiento de las condiciones de los ciudadanos. O concesionaban servicios públicos por tanto tiempo y a pagos tan generosos que, si no lo hicieron por corrupción, quiere decir que son unos absolutos incompetentes.
Sin embargo, también es cierto que a los municipios les tocan las cosas más inmediatas de la vida que llevamos los ciudadanos comunes, como lo es el servicio de abastecimiento de agua, el alumbrado público, la recolección de desechos y, otra vez, la seguridad pública local. Además, ya existen mecanismos legales para controlar sus formas de gasto y sus niveles de endeudamiento. Reducir sus presupuestos sólo conllevará al debilitamiento institucional de la primera forma territorial de la autoridad pública, sobre todo en los municipios más pobres, ya que éstos dependen por completo de las participaciones federales al no contar con fuentes independientes de recaudación local debido a su rezago en la generación de actividades productivas, origen principal de recursos de los municipios más ricos, que pueden tasar dichas labores a favor de lo local.
El tercer problema que ha aparecido es la de la desaparición de una serie de apoyos para el campo. Es cierto que muchas organizaciones campesinas se han convertido en gestores de los recursos federales sin que quede del todo claro si los beneficios de los programas en que participan llegan auténticamente a las manos de aquellos que producen muchos de nuestros alimentos. Pero también es cierto que éstos últimos serán los que pagarán los platos rotos con esta determinación, ya que no se les ofrece una alternativa diferente para superar la dependencia que tienen de los apoyos gubernamentales y que los ayude a superar las fallas que padecen para sostenerse como primer eslabón de la cadena productiva.
Las consecuencias de esto pueden ser terriblemente negativas, no sólo para el sector en particular, sino impactar en la economía mexicana en general. Si el campo, debido a no contar con las fuentes de apoyo de las que depende, baja su producción, nos encontraremos ante un escenario donde la demanda se mantenga estable mientras que la oferta se reduce, encareciendo dichos productos básicos para el consumidor. En resumen, comer terminará siendo más caro. Esto en un país donde casi la mitad de su población se encuentra por debajo de la línea de pobreza. Obviamente, dicha demanda será cubierta con importaciones, lo cual aumentará nuestra dependencia alimentaria. Así que, por castigar a las organizaciones campesinas, se ahorcará a los productores. Yo creo que las primeras tendrán mejores probabilidades de sobrevivir.
¿Cuáles son las prioridades del gobierno federal? Es difícil determinarlo desde el punto de vista presupuestal, ya que no existe una conformación congruente, y los especialistas en el tema acusan que se están cometiendo demasiadas improvisaciones. Existen programas para becar a jóvenes con el fin de que trabajen en la iniciativa privada y se inserten en el marcado laboral, pero según las propias cifras de la Secretaría del Trabajo (ST), sólo uno, máximo dos de cada 100, será contratado después de eso por la empresa para la que laboró. Se merman los apoyos para deportistas de alto rendimiento mientras se consiente al béisbol como nunca antes. Es un juego hermoso, favorito del presidente, pero sólo es una actividad entre muchas y, en teoría, debería ser autosuficiente. Estos tres asuntos, aunque existen otros, le pueden llenar las bases al presidente, quien ya se ha gastado sus lanzamientos de bola. Esperemos que cuando tenga que lanzar para strike no venga un hit que meta a uno de éstos tres en home para una carrera en contra de todos los mexicanos.
Analista, consultor y asesor político. Especializado en temas de seguridad y protección civil. Licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Nacional Autónoma de México, Maestro en Estudios en Relaciones Internacionales también por la UNAM. Cuenta con experiencia como asesor de evaluación educativa en México y el extranjero, funcionario público de protección civil y consultor para iniciativas legislativas.
Correo para el público: adorregor@gmail.com
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