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Tributo póstumo a Miguel León-Portilla

Ayer, en el Palacio de Bellas Artes, se le rindió un emotivo homenaje de cuerpo presente al célebre filósofo e historiador mexicano Miguel León-Portilla, fallecido el martes pasado.

Poemas leídos en diversas lenguas originarias, música clásica y popular, flores blancas y rojas, el sonido de un caracol, gritos, aplausos, minutos de silencio, un baile marcado por los cascabeles, el incienso y hasta un pequeño ritual efectuado por indígenas con penachos de plumas. Todo cupo ayer en el homenaje de despedida a Miguel León-Portilla (1926-2019), el mayor experto en el pensamiento y la literatura náhuatl.

Investigadores, poetas, académicos de la lengua, funcionarios y alumnos del filósofo e historiador mexicano, quien murió la noche del martes a los 93 años de edad, se dieron cita en el Palacio de Bellas Artes para participar en esta singular ceremonia, en la que varios de los oradores coincidieron: “Don Miguel se queda con nosotros para siempre a través de su obra”.

En un ambiente informal, relajado, y ante más de 500 personas que pudieron transitar libremente por el recinto, el homenaje comenzó a las diez de la mañana, con una proyección de videos, lectura de poesía y la ejecución de diversas piezas musicales; y hacia el mediodía arribó el féretro, proveniente del Panteón Francés, el cual, arropado por las banderas de México y de la UNAM, permaneció en el vestíbulo del Palacio hasta las tres de la tarde.

Se nos fue un toltécatl que se preparó con su intelecto para obrar con su corazón, disfrutando la vida y el conocimiento, brindando también enseñanzas sabias y buenas”, comentó Enrique Graue, rector de la UNAM.

Se fue físicamente, pero nos deja su permanente sonrisa, su inmensa empatía por la humanidad, su libertad de pensamiento y su indomable espíritu de indagación”, agregó.

Fue gracias a su ánimo de comprensión, de tolerancia y al respeto que lo caracterizaban que don Miguel pudo entender la otredad a través de las diferencias con lo propio”, añadió el segundo en tomar la palabra, tras la intervención de la secretaria federal de Cultura,
Alejandra Frausto.

Nos enseñó un camino para construir un nuevo futuro, a partir del encuentro de dos culturas de orígenes distintos, de conductas diferentes y de ánimos confrontados. Nos enseñó que del encuentro de esos dos mundos puede nacer una nueva raza que transforme el sentido de nuestra nación”, remató Graue.

Destacó que la UNAM está de luto porque perdió a uno de sus miembros más ilustres. “Fue profesor de la Facultad de Filosofía y Letras desde 1957 y, sin duda, uno de investigadores más reconocidos, tanto en el país como en el mundo, pues recibió a lo largo de su vida más de tres decenas de doctorados Honoris Causa de universidades de México, América Latina, Estados Unidos, Europa e Israel”.

Detalló que el investigador emérito de la máxima casa de estudios escribió más de 500 artículos y medio centenar de libros, de los cuales 31 fueron traducidos a distintos idiomas. Y que su Visión de los vencidos, obra cumbre que se publicó por primera vez en la UNAM hace 60 años, ha sido traducida a más de 20 idiomas con un tiraje acumulado de más de 600 mil ejemplares.

El rector agradeció el legado de “ese gran universitario, el maestro de generaciones, el escritor, el lingüista, el historiador de historiadores, el académico indomable, el consejero, el hombre alegre, racional y justo, el defensor de nuestros orígenes y el universitario que dio voz al espíritu de nuestra raza”.

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UN SABIO GENEROSO

Antes de las numerosas guardias de honor en el ataúd con los restos de León-Portilla, la escritora e historiadora Beatriz Gutiérrez Mueller, esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador, tomó la palabra. “Me envió el presidente para darle a Chonita (la viuda) un abrazo, y a su familia, sus hijos, nietos, alumnos, amigos, autoridades. Muchas gracias a don Miguel. Descanse en paz”.

Por su parte, Alejandra Frausto comentó: “Hoy despedimos a un sabio, pero no a cualquier sabio, un sabio generoso que supo sembrar el amor al conocimiento, al estudio; pero, sobre todo, el amor a este México diverso, extraordinario, que tenemos, que supo sembrar el doctor.

A un estudioso que nos acercó la filosofía, la historia, la antropología, la lingüística y la literatura de las culturas originarias de México. Que dio uno de los panoramas más profundos del mundo indígena mesoamericano”, señaló.

Frausto dijo que “la semilla de su pensamiento seguirá alimentando a las nuevas generaciones que hoy dialogan de tú a tú con el mundo. Seguiremos, don Miguel, honrando su legado para que siga creciendo su palabra, su filosofía, que es la que nos permite reconocernos en nuestra complejidad”, dijo.

A la primera guardia de honor —integrada por la viuda Ascención Hernández, Guriérrez Mueller, Graue, Frausto, María Luisa León-Portilla, hija de don Miguel, su esposo Gerardo Hierro y sus hijos Miguel Diego y Fabio— siguieron otras de integrantes de El Colegio Nacional, la Academia Mexicana de la Lengua y El Colegio de México, entre otras instituciones que fueron casas del nahuatlato.

Al final, el investigador Patrick Johansson, uno de sus mayores discípulos, ejemplificó lo que León-Portilla lograba en la gente. “Fue uno de los más grandes humanistas de México. Él definió mi vida, me enamoré de la cultura indígena y me quedé en este país. Su espíritu estará con nosotros siempre”.

El féretro fue despedido entre aplausos, vivas y una lluvia de flores de papel.

 

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DESPIDEN CON RITUAL PREHISPÁNICO AL “HISTORIADOR DE HISTORIADORES”

La poesía, la lengua y la cultura indígenas protagonizaron ayer el homenaje póstumo a Miguel León Portilla, quien dedicó su vida al estudio y la revaloración de la historia del México antiguo. Los sonidos del náhuatl, el mixteco, mixe, totonaco y zapoteco, la vestimenta colorida, tanto femenina como masculina, y algunos rituales con incienso, cascabeles y penachos de plumas, crearon un ambiente especial, que propició una cálida despedida al sabio mexicano.

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Con información de Notimex.