7 tesoros arqueológicos de México fuera del país
Más de 9.000 piezas de arte prehispánico se encuentran distribuidas en museos de Europa y Estados Unidos, entre ellas 7 Tesoros invaluables.
Durante la historia de nuestro país hemos tenido una riqueza cultural y étnica cargada de historia invaluable, para nadie es desconocido que hemos sido víctimas de abusos, despojos y demás tropelías que han saqueado por cientos de años nuestro territorio, de esto se desprenden 7 tesoros que resultan piezas muy valiosas de nuestra nación y hoy se encuentran fuera de ella.
En el Museo de Antropología de la Ciudad de México descansa uno de los acervos históricos y arqueológicos más ricos del país. Piezas y vestigios de las culturas más importantes de Mesoamérica que mostraron su esplendor y desarrollo hasta la mitad del siglo XVI, antes de la llegada de los conquistadores.
En la sala principal, destinada a la cultura azteca, destaca en una vitrina con fondo rojo el penacho del emperador Moctezuma, un tocado de más de 200 plumas de quetzal y oro que el tlatoani pudo utilizar como atuendo. El penacho roba las miradas de los curiosos que lo fotografían con el celular, aunque en realidad, es falso. Se trata de una reproducción del auténtico tocado que se encuentra a más de 10.000 kilómetros de México, en el Museo Etnológico de Viena.
La existencia de esta valiosa pieza arqueológica fuera de las fronteras de México es un caso que se repite con más de 9.000 objetos que están dispersados fuera del país, según una investigación realizada en 2012 por el especialista Miguel Gleason. Obsequios y tributos durante la conquista, expolio arqueológico y la rapiña de más de un coleccionista privado provocaron que estas piezas acaban en museos de media Europa y Estados Unidos.
Recientemente, el Gobierno mexicano recibió de manos de Alemania dos estatuillas olmecas que habían desaparecido años atrás, tras ganar una batalla legal de casi una década contra un coleccionista. Durante estos días también regresó de Austria un escudo azteca (chimalli) que había estado más de 500 años fuera de su lugar de origen.
En muchas ocasiones, el reclamo de objetos arqueológicos se torna complejo hasta llegar al grado de verdaderas batallas legales. En otros casos, el avanzado deterioro de las piezas -como es el caso del penacho de Moctezuma- y la ausencia de leyes en el momento en el que cambiaron de destino, impiden que México pueda recuperar parte de su arte y de su historia.
A continuación, te mostramos algunos de los tesoros arqueológicos de México que se encuentran en museos de otros países:
1. Penacho de Moctezuma
Esta pieza tan conocida en México es un quetzalapanecáyotl o tocado de plumas de quetzal que pudo pertenecer al último emperador azteca, Moctezuma Xocoyotzin (1466-1520). Las plumas verdosas y azules se encuentran engarzadas en una estructura de oro y textiles. Tiene una altura de 116 centímetros por 175 de diámetro. Actualmente se encuentra en el Museo de Etnología de Viena.
2. Serpiente azteca de dos cabezas
Se trata de una de las piezas icónicas que residen en el Museo Británico de Londres. Realizada en madera de cedro, turquesas y conchas de ostras rojas, el pectoral con forma de serpiente de dos cabezas pudo ser utilizado en ritos y ceremonias. Los mexicas considereban a las serpientes como criaturas que podían unir el inframundo, el agua y el cielo. Además, las serpientes de dos cabezas (maquizcoatl) eran consideradas portadoras de malos augurios y estaban asociadas con la élite, explica el historiador Colin McEwan.
3. Códice borbónico
Está realizado en papel de amate y forma parte de los llamados códices mexicas precolombinos. Este documento estuvo en España hasta la guerra de la Independencia, después llegó a Francia donde forma parte de la Biblioteca de la Asamblea Nacional de París desde 1826. El códice está formado por cuatro partes: la primera es un calendario adivinatorio de 260 días, conocido como tonalpohualli; en la segunda parte se puede observar la asociación de los nueve Señores de la Noche; la tercera es una relación de fiestas de los 18 meses de veinte días que conformaban el año azteca (más cinco días finales de mala suerte); por último, la cuarta parte, establece las fechas durante un período de 52 años.
4. Máscara de Tezcatlipoca
Este cráneo humano, convertido en un ornamento para la espalda, está cubierto de turquesas y forrado con piel de ciervo. Los ojos están hechos de pirita pulida, rodeada de concha blanca, mientras que los orificios nasales se encuentran decorados con concha de ostra roja (spondylus princeps). La calavera se cree que representa a Tezcatlipoca, el espejo negro que humea, el señor del cielo y de la tierra; fuente de vida, tutela y amparo del hombre, origen del poder y la felicidad. Este objeto arqueológico se encuentra en el Museo Británico de Londres.
5. Mural ‘Pensamiento y alma huichol’
Se trata de una pieza contemporánea que regaló el Gobierno de México en 1997 a Francia. Su creador, el artista wixárika Santos de la Torre, denunció que no recibió el pago completo por su obra y que se montó de manera incorrecta en la estación del metro de París, Palais Royale- Musée du Louvre, donde se encuentra actualmente. La obra es un mural de 2,40 metros de alto por tres metros de largo, realizado con bolitas de chaquira que habla de la cosmovisión del pueblo wixárika. El documental Eco de la montaña de Nicolás Echavarría, cuenta la historia del artista y del mural que acabó en la estación del metro a unos cuantos pasos del Museo del Louvre.
6. Máscara de Quetzalcóatl
Esta máscara de Tláloc, dios de la lluvia, tiene dos serpientes entrelazadas hechas en mosaicos de turquesa de dos colores. Sobre una base de madera de cedro, los dientes están realizados con concha y resina de pino que se piensa que recubría también el interior de la pieza. Este ornamento azteca data de entre 1400 y 1521 d.C. y puede contemplarse en el Museo Británico de Londres.
7. Nican Mopohua
Este documento manuscrito es el primer registro que se conoce sobre las apariciones de la virgen de Guadalupe al beato indígena Juan Diego en 1531. Se trata de un escrito en náhuatl que forma parte de un libro más amplio llamado Huei tlamahuicoltica (El gran suceso). Una de las copias más antiguas del manuscrito del Nican Mopohua data de 1556 y se encuentra en la Biblioteca Pública de Nueva York.