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Bolsonaro anima a ejecutivos a invertir en Brasil

Bolsonaro, presidente de Brasil defiende, ante ejecutivos, sin muchos detalles, el comercio por delante de la reforma fiscal y la esperada reforma del sistema de pensiones por parte de los inversores.

Había expectación en el Foro Económico Mundial por asistir al estreno de Jair Bolsonaro en su primer viaje internacional desde que fue investido presidente el pasado 1 de enero y si lo que esperaban los inversores de su intervención era alguna concreción en sus prometidas reformas, la decepción ha sido inevitable. Bolsonaro ha animado a los ejecutivos a apostar por el nuevo Brasil libre de corrupción y se ha comprometido con la apertura comercial y económica de la primera economía latinoamericana.

Bolsonaro desgranó uno de los discursos más cortos que se recuerdan en el WEF en una sesión inaugural –15 minutos en total, incluida la introducción del fundador, Klaus Schwab, y las preguntas posteriores—, en el que repasó sus principales promesas electorales y sus raíces populistas. “Si Dios está por encima de todo, eso nos permitirá que nuestras relaciones sean buenas para todos”, dijo al concluir su intervención inicial. “No queremos una América bolivariana como había antes en Brasil con otros Gobiernos”, dijo y remató: “Quiero dejarles claro que la izquierda no va a prevalecer en Latinoamérica, lo que es muy positivo para la región y para todo el mundo”, fue la declaración con la que terminó su comparecencia en la sala principal del centro de congresos de Davos.

En el discurso, el líder brasileño ha hecho una encendida defensa de la apertura comercial de Brasil — “nos necesitamos mutuamente”, ha admitido— y por la mejora del entorno para hacer negocios. “Le he pedido a mi ministro de Economía que haga lo necesario para situar a Brasil entre los 50 mejores países para hacer negocios”, comparado con el puesto 109 que ocupaba en la última encuesta del Banco Mundial.

Frente a las posiciones proteccionistas que tradicionalmente ha mantenido Brasil en las reformas comerciales globales, Bolsonaro defendió la integración de Brasil en el mundo “con una defensa activa de la seguridad jurídica y de la Organización Mundial del Comercio”, una posición inédita en un líder brasileño. También se comprometió a reducir la presencia del Estado en la economía abordar una reforma tributaria y quitar “todo sesgo ideológico para hacer negocios”.

Si su intervención sirve para medir cuáles serán sus prioridades de Gobierno, como apunta William Jackson, economista jefe de mercados emergentes, el presidente de Brasil ha puesto al comercio por delante de la reforma fiscal y la esperada reforma del sistema de pensiones por parte de los inversores. A cambio ha suavizado su postura respecto al medio ambiente y la utilización de las tierras protegidas para la agricultura y la ganadería. “Brasil es un modelo a seguir en la protección del medio ambiente. Es un paraíso natural que no se conoce lo suficiente”.

Además, Bolsonaro se ha comprometido a combatir la corrupción, la lucha contra el blanqueo de capitales y a mejorar la seguridad en las ciudades “para que vengan a visitarnos”. Para los detalles ha apelado a la presencia del ministro de Justicia, el juez Sergio Moro, que fue quien metió en la cárcel al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y también forma parte de la delegación brasileña desplazada a Davos. Asimismo ha apostado por “proteger a la familia, los verdaderos derechos humanos y el derecho a la vida”.

“¿Has oído a Bolsonaro? Creo que ha estado fatal”, comentaba un directivo bancario con inversiones en Latinoamérica.

“Ha sido un poco decepcionante que no hubiera muchos datos concretos sobre lo que piensa hacer pero la verdad es que las metas que ha fijado han sido alentadoras”, valoraba mucho más positivamente el economista jefe de la aseguradora de riesgos IHS, Nariman Behravesh.

Por: El País.