Beneficios de comer semillas de sandía
La sandía contiene 90% de agua nos hidrata al consumirla, pero también podemos degustar sus semillas, que ofrecen un potencial nutritivo muy desaprovecha.
Mucho se ha escrito sobre las cualidades de la sandía, ese fruto grande, carnoso y jugoso, compuesto en su mayor parte de agua, con un bajo aporte energético y rico en vitamina A, en calcio, magnesio y potasio.
Pero la mayoría de quienes lo consumimos, arrojamos a la basura por desconocimiento, uno de sus componentes más nutritivos: las semillas.
“Las semillas de la sandía, habitualmente apartadas por el consumidor, han cobrado importancia al conocerse sus características nutricionales saludables”, señala Sonia Peinado, dietista-nutricionista experta en condicionantes genéticos, nutricionales y ambientales en crecimiento y desarrollo.
Una persona podría consumir hasta un puñado al día de estas semillas, aunque fueran molidas, para favorecer su absorción; en crudo, después de ponerlas en remojo como se hace con la chía o el lino; o bien, tostadas unos minutos en el horno a 160-170º centígrados y adicionándoles especias, sal y/o aceite, de acuerdo a Peinado.
Contienen una moderada cantidad de minerales, también pueden tomarse en forma de aceites y harinas, usarse para elaborar panes o snacks, y añadirse a yogures o smoothies, informa la especialista.
Destaca que las evidencias existentes sugieren que las semillas de sandía tienen una buena digestibilidad con baja cantidad de antinutrientes o sustancias que limitan la absorción de nutrientes, y una moderada cantidad de minerales.
Peinado detalla que “estas semillas destacan por su alto contenido en magnesio, ácido fólico (vitamina B9), hierro y potasio”, fundamentales para mantener el buen funcionamiento del organismo y prevenir algunas enfermedades.
“En su perfil proteico destacan aminoácidos como los ácidos glutámico y aspártico, la arginina y la leucina, cuyo contenido parece más estable cuando se les consume en forma de harina”, finalizó.
Algunas opciones para añadirlas a la dieta
*“El consumo de semillas sin tratar podría causar molestias gastrointestinales y, por ello, hay que ser prudente al consumirlas, sin sobrepasar un puñadito al día y habiéndolas molido antes para favorecer su absorción”, señala Peinado.
*En caso de prepararlas en casa, se podrían consumir en crudo con un proceso de remojo previo, similar al que se somete a otras semillas como la chía. Al ser una semilla pequeña, su tiempo de tostado no debería ser más que unos 7-8 minutos, evitando así tostarla demasiado y el típico olor a quemado.
Con información de Agencias. / Foto: especial.