Opinión

El secretario de desarrollo es un peligro

El secretario de desarrollo es un peligro

El Jicote, Por: Edmundo González Llaca

Martes 21 de octubre de 2025

El Secretario de Desarrollo Urbano y Obras Públicas (SDUOP), José Pío X Salgado Tovar, hizo unas declaraciones a Plaza de Armas que, si no estuvieran publicadas, y si antes yo solamente las hubiera escuchado, no habría dudado que eran producto de un enemigo del funcionario que, con inteligencia artificial, lo quería hacer aparecer como un funcionario: ignorante, torpe e insensible. No las ha desmentido, efectivamente, él hizo esas declaraciones.

Afirma que los alcanfores no son una especie nativa, no soy especialista en árboles, pero creo que tampoco son nativas ni las jacarandas. Si al Secretario lo invitan a crear un parque de seguro, por las especies nativas que sembraría, le pondría: “Parque las nopaleras” o “Parque los huizaches”.

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En una reflexión fallida del pasado, afirma que: “Cuando existía el ferrocarril nacional se empezó en todo el país a sembrar eucaliptos”. El Secretario no se ha tomado la molestia en investigar esta euforia nacional que, alrededor de las estaciones de ferrocarril en toda la República, se sembraban alcanfores; le transmito el resultado de mi investigación, lo invito a que la ratifique o rectifique. Los que construyeron los ferrocarriles eran ingleses, tenían una sensibilidad ecológica, obviamente superior a José Pío X, sembraban árboles alcanfores porque son altos y con troncos gruesos, lo que se pretendía era crear una barrera natural contra el humo y el ruido del tren. Disculpas, Señor Secretario, por la evangelización histórica y el propedéutico ecológico.

Argumenta que si no se conservan los alcanfores: “No afectaría”, pues agrega: “Son árboles muy viejos”. No pude evitar recordar una anécdota. Una trabajadora del servicio doméstico rompe un jarrón chino, la dueña se hinca ante los destrozos y entre lágrimas balbucea: “Tenia de viejo dos cientos años”. La trabajadora la consuela: “Pues no llore tanto, ya estaba viejo”.

Señor Secretario, lo viejo es un valor, bajo su criterio: que corten todos los viejos alcanfores que actualmente están sembrados en los viveros de Coyoacán de la ciudad de México; no vaya a Oaxaca pues recomendaría que corten el árbol del Tule, que también es viejo. Ni defendamos nuestro centro histórico por ser todavía más viejo. En suma, bajo su jerarquía de valores, solamente defendamos los nuevos centros comerciales.

Estimado lector, le sugiero que se pellizque y acepte que no es una pesadilla ni un invento mío, el Secretario afirmó: “Los alcanfores son una especie dañina para el medio ambiente”. ¡Sopas! Le informo a los vecinos de los alcanfores, a la sociedad civil, al entonces gobernador Mariano Palacios Alcocer, a los medios de comunicación, y me doy por enterado que, al recuperar los alcanfores, somos unos miserables, dañamos el medio ambiente.

Para evitar ser señalados como depredadores ecológicos en nuestra defensa argumento: a mí, como a muchos otros niños, cuando llegaba el invierno nuestros mayores nos llevaban a pasear a los alcanfores, pues decían que nos ayudaba a prevenir las gripas. Le recomiendo al Secretario, no que lea grandes tratados, sino que simplemente consulte Google y se entere que los eucaliptos: “Previenen y alivian problemas respiratorios como gripe y tos”.

El secretario

Si el Señor Secretario, abochornado por su ignorancia, decide profundizar sobre el tema, le recomiendo la lectura del artículo de la destacada ecologista, Heidy Wagner, publicado en el Diario de Querétaro el domingo pasado. Se enterará que el árbol del alcanfor tiene presencia en México desde hace más de trescientos años y sus aceites ofrecen múltiples beneficios.

Aprovecho para hacer un llamado a las autoridades de salud y atentamente les solicito: no le hagan caso al Secretario de que los “alcanfores son dañinos para el medio ambiente”, me imagino que por extensión a la salud. ¡Por favor no vayan a prohibir el Vaporub!

Secretario. si no cree todo lo anteriormente escrito le sugiero que, aunque ponga en riesgo su integridad física, vaya a los alcanfores, recoja un eucalipto, lo frote entre sus manos y lo huela, reconozca y reflexione las razones de por qué Borges escribió: “El olor medicinal de los eucaliptos”.

Señor secretario de Desarrollo, con todo respeto, pero Usted parece ignorar que no existe “desarrollo”, tarea que es su responsabilidad, si no incluye necesariamente una estrategia ambiental; ser secretario de desarrollo y enemigo de la naturaleza es una paradoja institucional y una paradoja social.

Su desprecio, su absurda y rocosa argumentación contra los alcanfores es preocupante, pues usted participa en la elección de la terminal del tren en Querétaro. Los defensores del último pulmón de la ciudad tendremos que unirnos: el enemigo está en casa.

 

 

 

 

 

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