Ventajas de educar con humor a los hijos
Educar a los niños con humor
A veces es conveniente parar un poco y reflexionar sobre nuestro modo de educar agregando armonía con humor. Quizás al hacerlo nos demos cuenta que con excesiva frecuencia nos tomamos demasiado en serio nuestro papel de padres, tanto que olvidamos lo importante que es divertirnos con nuestros hijos.
Esto incluye reír, bromear y disfrutar de las pequeñas cosas pero también desdramatizar esos problemas cotidianos a los que nos enfrentamos con ellos: el vaso derramado, los juguetes por recoger o las rabietas en el parque.
Beneficios de educar con humor a los hijos
Quizás, de forma inconsciente pensamos o creemos que por estar más serios y controlar constantemente lo que hacen nuestros hijos somos mejores padres, que la seriedad nos da mayor autoridad y que ésta se pierde cuando bromeamos o reímos.
La realidad nos muestra día a día que no somos mejores padres por ser más autoritarios, serios o severos. No hay nada peor para el aprendizaje que estar bajo la presión de unos padres o educadores angustiados por tenerlo todo bajo control.
Educar con humor mejora no solo las relaciones con nuestros hijos sino que además proporciona un ambiente en armonía, un contexto de enseñanza mucho más distendido y favorable al aprendizaje. Es imprescindible que en el entorno familiar se oigan risas, se bromee y exista cierta complicidad entre padres e hijos para crear lazos afectivos duraderos y estables. De este modo se genera mayor bienestar emocional en todos los miembros de la familia.
Educar con humor permite a los niños que experimenten y exploren su entorno sin miedo a las reprimendas. Propicia un entorno que les permite reírse de sus propios errores y mejorar día a día. La clave de educar con humor es poder reírnos de nosotros mismos, de nuestros fallos, de nuestros errores o limitaciones y aprender de ellos sin miedo.
No cabe duda entonces que educar con humor es mucho mejor que educar con severidad.
3 claves para empezar a educar con humor
– Ante las trastadas de nuestros hijos menos gritos y más carcajadas. Reflexiona un momento antes de actuar y pregúntate si es tan grave lo que acaba de hacer tu pequeño como para merecer esa reprimenda que has aprendido a automatizar ante cualquier hecho que se escapa de tu control. Probablemente no haya para tanto e incluso es probable que tenga gracia.
– Menos complejos y más alegría. Muchas veces nuestros propios complejos e inseguridades como padres nos llevan a actuar con demasiada severidad al sentirnos observados, juzgados o criticados por terceras personas ante las conductas de nuestros hijos. No se trata de reírles todas las gracias constantemente, si no de tomarnos las cosas con más tranquilidad y menos seriedad.
– Desdramatizar. Conviene no hacer un drama de todo lo que nuestros hijos todavía no saben hacer. Es normal que de pequeños se les caigan las cosas de las manos, se ensucien comiendo o se frustren ante cualquier contratiempo.
Si aprendemos a educar con humor conseguiremos afrontar todas esas situaciones difíciles con más confianza en nosotros mismos y en nuestros hijos. No olvidemos que el sentido del humor es una demostración de madurez y de inteligencia.
Sara Tarrés Psicóloga Infantil foto agencias