CCV Aniversario del Natalicio del pinalense Tomás Mejía
CCV Aniversario del Natalicio del pinalense Tomás Mejía
Por: Heidy Wagner Laclette.
En el marco del CCV Aniversario del natalicio en Pinal de Amoles de José Tomás de la Luz Mejía Camacho, mejor conocido como Tomás Mejía, militar conservador quien participó en la Guerra de Reforma, es importante conocer un poco más de este personaje.
Al cumplirse este 17 de septiembre 205 años del nacimiento del general Tomás Mejía, tres veces gobernador de Querétaro, oriundo de Pinal de Amoles y fusilado en el Cerro de las Campanas el 19 de junio de 1867 junto con Maximiliano y Miramón, es indispensable conocer más sobre este serrano valiente.
Los historiadores ubican su lugar de nacimiento en Pinal de Amoles Querétaro en 1820 concretamente en el rancho El Toro de la actual delegación de Bucareli- (don Tomás declaró en el juicio que lo llevó al paredón que nació en Pinal de Amoles sin distinguir si se refería al municipio o a la cabecera municipal).
Pero otros lo quieren hacer oriundo de Tierra Blanca o de Santa Catarina Guanajuato, pero es más lógica la primera versión, sobre todo por haber residido durante su niñez en Jalpan perteneciente a Querétaro y donde se dice que aprendió el arte de la guerra de boca de un brigadier español que se ocultaba en el corazón de la Sierra Gorda para no ser juzgado militarmente por su país por haber perdido la guerra de reconquista de México.
Existen dos registros de casamiento de Tomás Mejía, uno con Carlota Durán en Pinal de Amoles, y otro con Agustina Castro en Tolimán, con quien procreó un bebé, familia a la que se dice dejó en la pobreza luego de su ejecución en 1867.
Pero vamos por partes, en diciembre de 1866 el general Tomás Mejía, había evacuado derrotado San Luis Potosí y llegó a la capital queretana cuarenta y ocho horas antes de que concluyera aquel año, por lo que fue el primer general imperialista en concentrarse en Querétaro, notoriamente quebrantado del alma ante la desgracia de su derrota frente a Escobedo y el ominoso futuro que se avizoraba, y además gravemente enfermo luego de once años de ininterrumpida lucha caracterizada por las privaciones que al fin habían hecho mella en su magra humanidad.
No se ha podido determinar con exactitud la clase de enfermedad que aquejaba al general de la Sierra Gorda, que en ese entonces tenía alrededor de 47 años de edad, cuando llegó a Querétaro a fines de 1866, pero a juzgar por las diversas crónicas consultadas, sus cercanos se inclinaron a creer que padecía fiebres reumáticas y anemia a causa de diarreas constantes, que paulatinamente le iban minando el cuerpo y que en los meses siguientes se agravó cuando los juaristas cortaron el agua durante el sitio impuesto a la ciudad.
El médico Vicente Licea, siendo amigo de Mejía, sí pudo saber que la “penosa enfermedad” que aquejaba don Tomás no lo dejaba “montar a caballo”, el agotamiento físico del general indígena era tan acusado que difícilmente se podía sostener en el caballo, y pasó varios días postrado, más que acostado, sobre el lecho de su casa en el Descanso (hoy Pasteur 47) en pleno centro citadino.
Un dato importante es conocer la relación de Tomás Mejía Camacho con Darío Bissarda, para deducir su origen serrano para convertirse en uno de los principales militares mexicanos en las luchas contra la invasión norteamericana en 1846-1848, la guerra de Reforma en 1858-1860 y la intervención francesa en 1863-1867.
Su arraigada fe en la religión católica lo llevó a militar en el partido conservador y después en el bando imperialista.
Pero en lo que sí no hay duda, es que era respetado hasta por sus enemigos, con los que se portaba caballerosamente y con misericordia, aparte de ser un excelente guerrero contra el que nadie pudo en el territorio de la Sierra Gorda, bastión conservador e imperialista gracias al talento de Tomás Mejía, el cual llegaría a ser gobernador de Querétaro en dos ocasiones, siendo un verdadero ídolo para el pueblo queretano.
Ahora bien, el 19 de junio de 1867 a las 07:00 de la mañana, Maximiliano de Habsburgo no fue ejecutado sólo en el Cerro de las Campanas, pues dos de sus generales conservadores lo acompañaron: Miguel Miramón y Tomás Mejía. Miramón militó en las filas conservadoras.
En cuanto a Tomás Mejía, es importante recordar que el día del fusilamiento, una mujer con un niño recién nacido en brazos intentó, por todos los medios posibles, acercarse a Tomás Mejía. Pocos sabían que se trataba de Agustina Rodríguez, que intentaba ver a su marido por última vez, antes de su muerte.
A pesar de la dramática y dolorosa escena, Mejía se mantuvo impasible, se encontraba listo para morir con la frente en alto, por la defensa de sus ideales.
Frente a las armas, el general de mil batallas, veterano de la Guerra contra Estados Unidos, amo de la sierra Gorda, señor de las Caballerías del Ejército Imperial y fervoroso católico, se comportó con dignidad. A la hora de su muerte mostró fortaleza y dominio sobre sí mismo.
Su esposa Agustina solicitó autorización para llevar el cadáver a la capital, sin embargo, al ser muy pobre y no tener los recursos para esto, decidió aprovechar el embalsamamiento del cuerpo de su marido y lo sentó en la sala de su casa. Ahí estuvo el cuerpo durante tres meses.
La escena, incluso fue fotografiada, y aún existe la surreal imagen en la que se ve a Mejía, ya muerto, con las manos cubiertas con guantes blancos, sentado en una silla dentro del que fuera su hogar.
Conmovido por la situación, quien lo mandara a ejecutar, el presidente Benito Juárez, intervino y proporcionó a la viuda los recursos necesarios para el entierro. Los restos de Mejía fueron enterrados en el Panteón de San Fernando, el más clásico de los cementerios del siglo XIX, en donde descansan hasta el día de hoy.
Un dato interesante fue la relación de Tomás Mejía con Rafael Olvera Ledesma, originario de Jalpan de Serra y quien fue gobernador de Querétaro durante el periodo 1883 – 1887.
Durante 1863, ya establecida la Junta Superior de Gobierno que entregaría el gobierno de México a Maximiliano de Habsburgo, Olvera acompañó a Mejía en las tomas o adhesiones de Pachuca, Tulancingo, San Juan Del Río, Querétaro, Guanajuato y San Luis Potosí.
En la última de las batallas la división de Mejía derrotó al general Miguel Negrete, razón por la que recomendó a Bazaine a los oficiales general (de facto) Rafael Olvera como jefe de brigada auxiliar, coronel de infantería Antonio Gayón como jefe del estado mayor de la división y al comandante de batallón Valentín Mota como comandante del Segundo Batallón de la Sierra Gorda. Años después fue nombrado gobernador de Querétaro durante el Porfiriato.
Por: Heidy Wagner Laclette
Licenciatura en Derecho por el ISES, gano el Premio Estatal de Periodismo 2022, es colaboradora en Stereo Cristal 101.1fm a través del Cristal de Karly, columnista en Diario de Querétaro y varios medios digitales de comunicación.
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