Opinión

Comedia Electoral

Comedia Electoral

Opinión no Pedida, por: Carlos E. Ricalde Peniche

Lunes 2 de junio del 2025.

¿Otra vez elecciones? Sí, otra vez. Cada cierto tiempo nos llaman a votar, como si de verdad eso cambiara las cosas. Los partidos reinciden con sus discursos esperanzadores, los candidatos se visten de pueblo, los medios se llenan de anuncios pegadizos y todos se crucifican y se entregan… por unas semanas. Luego, gane quien gane, todo sigue igual. Porque la evidencia de lo que se vive no es una democracia, ¡es una comedia electoral!

¿Sabías que puedes ganar una elección con el 10% del padrón electoral y es igual de válido que si vota el 80%? ¿Qué clase de voluntad popular es esa? ¿O has visto que si la elección resulta cerrada, la oposición grita “fraude” como si fuera un acto reflejo? Pero, me encanta el pero, cuando ganan, ¿mágicamente se alegran porque todo fue limpio, legal y ejemplo de civilidad ciudadana?. Lo evidente es el resultado, pero el problema es todo el sistema que lo manipula.

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El voto se ha vendido como el gran invento de la libertad y participación ciudadana. Nos han enseñado que es sagrado, que gracias a él tenemos voz, que ahí se cimienta el poder del Pueblo. Pero lo cierto es que el voto, tal como ha venido funcionando, es un mecanismo de control social. Voten, desahoguen, participen, elijan a su verdugo favorito. Y si no les gusta el que queda, pues ni modo, espérense otros seis años… o nueve o doce, si hablamos de jueces.

¿Quién gana de verdad en este sistema? La élite empresarial, claro. Ellos no se andan con campañas, ni con mítines, ni con lonas impresas en tamaño catedral. Ellos ganan siempre porque la democracia está hecha a su medida: las leyes se escriben para defender el status quo; los recursos públicos los “estimulan”, la justicia les sonríe y los políticos los sirven como asistentes mediante jugosa recompensa. Claro, como en todo hay plausibles excepciones. ¿Y el pueblo bueno? Bueno, con suerte, recibe una beca, una ayuda monetaria, una despensa y muchas promesas.

Lo más absurdo es que los partidos —de izquierda, de centro, de derecha— se pelean entre ellos pero coinciden en algo: todos defienden la democracia. ¿Por convicción? No. Por conveniencia, según se ve. Porque todos han aprendido a sacarle jugo al sistema. Los políticos (salvo excepciones, ya lo dije), no tienen convicciones, tienen convenios. Cambian de partido como de corbata, según les convenga. Lo importante no es el país, es la posición.

A pesar de todas las evidencias en contra, como ciudadanos se sigue creyendo. Porque nos han repetido miles de veces que esto es lo mejor que tenemos, que no hay alternativa, que el voto da poder. Pero no dicen que no se elige al que el Pueblo quiere, sino al que el Partido decide. Y entre los seleccionados por las cúpulas, se elige así, al menos ”pior”. Y luego la oposición, la que perdió, refuta que el elegido resultó nefasto, que fue nuestra culpa, nuestra ignorancia, nuestra decisión. ¡Qué nos “maicearon” y así compraron nuestro voto! En fin, el ganador asegura que el Pueblo es bueno y sabio y el perdedor que hubo fraude.

Comedia Electoral

Marx, retomando a Hegel -eso dicen- escribió en el ”18 Brumario”, que la historia se repite, una vez como tragedia y otra como farsa. Pero ojo, no todo está perdido. Esta elección podría ser una buena oportunidad para empezar a cambiar las reglas. ¿Qué tal si los candidatos no vinieran de los partidos, sino directamente del pueblo? ¿Qué tal si se les pudiera evaluar a mitad del mandato como al Presidente y, si no cumplen sus promesas, se van? Suena lógico, ¿no? Como con cualquier empleo: si no das buenos resultados pues, gracias y adiós.

En fin, nos tocó votar otra vez. Y en la próxima hazlo si quieres, anula si te nace, abstente si te da la gana, pero que no nos engañen ni nos obliguen a votar por Ley: eso no es libertad, es un teatro bien montado. Y si vamos a seguir actuando en esta obra teatral, al menos exijamos reescribir el guion. Porque esto, como se evidencia, no es una Democracia… ¡Es una Comediocracia!. Que este término es desafortunado, puede ser, pero la historia se repite como comedia al fin.

SACAPUNTAS

1. La oposición democrática dice que la elección es una farsa porque la abstención fue cercana al 90%. Por fin, ¿el voto vale o no vale? ¿Abstenerse es democrático o no?

2. La oposición promovió no votar. Bueno, pues se cumplió su propósito, dejaron que el agua corriera, entonces, ¿Por qué descalifican el resultado?

 

 

 

 

 

Opinión no PedidaOpinión no Pedida, por: Carlos E. Ricalde Peniche / Correo-e: pibihua2009@gmail.com

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