El mundo de AMLO
Parece que su percepción es muy parecida a una película de Luis Estrada, El mundo de AMLO. Por: Ángel Dorrego
Para estas alturas del sexenio, la estrategia del gobierno de AMLO, el presidente Andrés Manuel López Obrador de dividir el debate público en una dicotomía ha tenido éxito. Por un lado, ha logrado que sus seguidores se convenzan de que cualquier ataque proferido en su contra tiene su origen en fuerzas oscuras que buscan seguir robando al pueblo; al mismo tiempo que ha hecho que sus opositores centren su discurso en él mismo como símbolo e imagen omnipresente de su movimiento, donde le es refractario debido al primer motivo expuesto. Se afirma en muchas ocasiones que son tácticas distractoras del ejecutivo para ocultar sus pifias, pero su persistencia en varias de ellas abre la ventana a pensar en una distorsión de percepciones derivada de una muy sesgada selección de información.
Cabe señalar que la verdad o la realidad son completamente inaprensibles, ya que se componen de múltiples elementos que son percibidos de forma diferente dependiendo desde dónde se les observe, por lo que no se puede hablar de ellos en términos absolutos, pero sí se puede hablar de tendencias en la percepción de grupos lo suficientemente amplios para volverse significativos.
Por ejemplo, es muy visible en nuestro país que una franja muy definida de la población se decanta por pensar que los principales problemas que aquejan actualmente son la pandemia; la recuperación económica después de su impacto y el latente, continuo y creciente problema de la seguridad. Expresan sus puntos de vista por medio de canales de expresión política o medios de comunicación. No tienen toda la verdad, pero su sensación de apremio con respecto a los problemas latentes es sustentable con respecto a análisis serio, científico y documentado de la situación.
Sin embargo, nuestro titular del poder ejecutivo parece estar situado en un sitio muy lejano del mapa. Después de la elección presidencial de 2006, en la que alega que perdió por fraude, continuó en su lucha desde actitudes cada vez más abiertamente dicotómicas y maniqueas, lo que lo ha llevado de ser reacio a la crítica a hostil hacia el disenso. Las declaraciones diarias acerca de complots y conspiraciones hacen parecer que es lo que auténticamente cree, y hace creer entre sus seguidores.
Parece que su percepción es muy parecida a una película de Luis Estrada (La Ley de Herodes, El Infierno), donde existen cúpulas de poder perfectamente organizadas que cínicamente disfrutan de vivir parasitariamente a costa de los demás, mientras que se les refleja como ridículos, presuntuosos, corruptos e incompetentes; para que a la siguiente escena se comporten crueles, salvajes e irreflexivos, según requiera el guion. O sea, una interpretación con muchas suposiciones acerca de la realidad. Y nada peor para combatir algo que mitificarlo.
En esta interpretación de la realidad, de AMLO representa al pueblo bueno y oprimido que será liberado del abuso al que ha sido sometido por un gobierno justo y equilibrado, mientras que tiene que lidiar con que los opresores que buscan atacarlo hasta con lo indecible.
De hecho, en la película La Dictadura Perfecta (Luis Estrada, 2014), un honesto luchador de izquierda es engañado por el binomio de políticos corruptos y medios oligárquicos para aparecer como un depredador sexual. Pero lo que tenemos en la otra realidad es a Salgado Macedonio diciendo que todo se lo inventaron con el fin de desacreditar su desacreditado prestigio. Y al presidente minimizando la fuerza de la pandemia porque prefirió gastar los recursos disponibles en consolidar su proyecto, pues hay cosas más importantes que las vidas de los mexicanos.
Y entiende la recuperación económica como la distribución de parte del estado benevolente hacia el pueblo, mientras que fuentes productivas perdieron años de avance y consolidación. Y si la espiral ascendente de violencia no baja ni en confinamiento, pues resulta que antes estábamos peor, sólo no se decía. Pretextos no habrá para no consolidar la transformación.
Debatir con los partidarios del presidente suele devenir en casi todas las ocasiones en una andanada de descalificaciones, ya que se asume que hay intereses perversos en la exposición de actos documentados de corrupción e incompetencia y la valoración que se hace de ellos. En un mundo con mayores opciones que nunca, nos ceñimos sólo a dos porque no ha alcanzado el ingenio para crear más en el imaginario popular.
Parece que nada detendrá la trayectoria del hidalgo para liberarnos del dragón y, ya que el polvo se haya asentado, darnos cuenta que todo lo que hicimos fue impactarnos contra un molino de viento. Pero no en el mundo de AMLO.
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El mundo de AMLO. Por Ángel Dorrego
Analista, consultor y asesor político. Especializado en temas de seguridad y protección civil. Licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Nacional Autónoma de México, Maestro en Estudios en Relaciones Internacionales también por la UNAM. Cuenta con experiencia como asesor de evaluación educativa en México y el extranjero, funcionario público de protección civil y consultor para iniciativas legislativas.
Twitter:@AngelDorrego
Correo para el público:adorregor@gmail.com
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