Familias mexicanas enfrentan la carestía de alimentos
Surtir la despensa de un hogar se ha convertido en una tarea titánica, las familias mexicanas enfrentan la carestía de alimentos.
Surtir la despensa de un hogar se ha convertido en una tarea titánica ya que la inflación permanece por encima del 7.00 por ciento. En el caso de los alimentos es prácticamente del doble, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). carestía, carestía, carestía, carestía, carestía, carestía, carestía, carestía
En este contexto, algunas familias han optado por incrementar la compra de productos de marcas libres, otros han recurrido a la compra de alimentos por piezas, también hay quienes buscan economizar con la reducción del consumo de carne debido al alto costo de las proteínas. Eso sí, todos se han convertido en cazadores de ofertas.
A la caza de ofertas
Las familias echan mano de diferentes estrategias para ahorrar, entre las que destaca estar al pendiente de las ofertas, acudir a centrales de abasto, además de satisfacer necesidades y no antojos.
«Anteriormente alcanzaba para galletas, botanas, o por lo menos, un litro de helado o yogurt, pero actualmente uno debe apegarse a lo que de verdad se requiere para poder llegar a la quincena”, confiesa Natalia Hernández, jefa de familia.
Otra táctica es elaborar productos complementarios con lo podrían considerar desperdicio, por ejemplo, Hernández comparte que pone a secar los bolillos para molerlo y hacer su propio pan para empanizar. “Lo mismo hago con las tortillas, las pongo a secar y con esas hago los chilaquiles. Todo sea por ahorrar”.
Otras algunas amas de casa comparten que consumen frutas de temporada porque son más baratas, sustituyen el jitomate, que está en casi 30 pesos el kilo, por puré, además evitan hacer guisados basados en cebolla como tinga porque el kilo de ronda los 40 pesos.
Marcas que cuestan menos
Una alternativa con la que es posible ahorrar a la hora de surtir la despensa es optar por el consumo de marcas libres, de acuerdo con amas de casa consultadas por Excélsior. Éstas tienen precios hasta 40% más bajos que la competencia.
¿Por qué la diferencia? Los expertos coinciden en que no se trata de un tema de calidad sino de ahorro en estrategias publicitarias. De acuerdo con Gonzalo Saldívar, consultor de firmas comerciales en mercadotecnia, cuando un producto, además de publicitarse, utiliza herramientas para exhibirse y promocionarse, se encarece hasta alcanzar el mismo precio que el de la marca líder con la que compite. “Las marcas propias, conocidas también cómo libres, representan una oportunidad para el consumidor debido a que pagan el precio real del producto”.
Aseguró que los estándares de higiene y calidad son los mismos para todas las firmas, la única diferencia es que este tipo de marcas utilizan la publicidad más antigua en el mercado que es “la recomendación de boca en boca”.
Frutas y verduras, por piezas
Las amas de casa tienen que hacer diferentes maniobras para que el dinero les alcance. Adalbertha Hernández ha recurrido a adquirir frutas y verduras por pieza.
«Anteriormente era sencillo ir al mercado por un kilo de jitomate, pero ahorita que el kilo está en 30 pesos mejor lo compro por piezas. Con cinco jitomates hago una sopa y hasta una salsita para la semana. Y con dos cebollas medianas, que me cuestan 15 pesos, cocino hasta 15 días y no tengo que desembolsar los 40 pesos que cuesta el kilo”.
Explica que esta estrategia le permite preparar platillos diferentes cada día de la semana y reducir el desperdicio.
«A veces se me echaba a perder uno que otro jitomatito o cebolla, pero ahora que están tan caros los dos, le sacó todo el provecho posible”.
Confiesa que el aguacate sólo lo compra muy de vez en cuando.
El otro día compré uno que pesó un cuarto y fueron 30 pesos porque el kilo estaba en 120, con esos precios no se puede comprar seguido, sólo muy de vez en cuando”.
Ya no se compra carne
No se necesita ser vegetariano para no comer carne, los precios han hecho que las familias eviten su consumo. Sonia González, jefa de familia, explica que el costo de las proteínas las hace inaccesibles para su familia.
La pechuga de pollo, que era la más barata, ya cuesta 110 pesos el kilo, lo que desestabilizaría mi presupuesto, por eso y hasta por salud, he optado por elaborar guisados de verduras como tortitas de coliflor, calabacitas con queso, huevo con ejotes, croquetas de brócoli, rajas con crema y otros”.
Teresa Mendiola, madre soltera de dos niños, ha optado por aumentar el consumo de carne blanca debido al alto costo de la roja.
Comprar bisteces es prácticamente imposible porque con un kilo no alcanza más que para un día y cuesta 200 pesos, por eso he optado por aumentar el consumo de puerco, que es más barata y rendidora, y el pollo, ni se diga, aunque tampoco puede ser del diario porque han subido mucho”.
De acuerdo con el levantamiento de precios que mes a mes realiza Excélsior en tiendas de autoservicios y mercados populares de la Ciudad de México, el precio de la pechuga de pollo ha aumentado 12.2% en lo que va del año, en tanto que la de cerdo se ha elevado 7.2 por ciento.
Con información de Excélsior / por: KARLA PONCE