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Notre Dame: somos nuestros símbolos. Por Ángel Dorrego

Notre Dame: somos nuestros símbolos. Por: Ángel Dorrego

El incendio de la Catedral de Nuestra Señora de París el lunes 15 de abril, popularmente conocida en nuestra habitación de la cultura occidental como Notre Dame, se esparció más allá de sus confines. Se volvió la noticia principal en prácticamente todos los espacios noticiosos de los países que encuentran una significativa parte de su cultura actual en Europa. Y vimos a los habitantes parisinos conmovidos de ver cómo ardía una pieza fundamental de su historia y la de Francia, con el pánico de sopesar el pensamiento de que esa pérdida se convirtiera en total. El terror de imaginar a un París sin su testigo de ocho siglos. De prácticamente toda la historia de Francia, con su Edad Media, Renacimiento y Revolución. Símbolo de la historia europea. Símbolo de nuestra civilización occidental, la cual se volcó en lamentos por lo que se podía perder para siempre, siendo todos sus mensajes más afortunados que el del presidente de la primera potencia mundial.

¿Por qué nos importa tanto? De hecho, la mayor parte de los latinoamericanos ni siquiera hemos ido a la simbólica construcción, y lo más seguro es que moriremos sin conocerla. No obstante, entendemos que de alguna manera tiene que ver con algo de lo que somos nosotros. Y si no, basta ver cómo se inundaron las redes sociales de manifestaciones de dolor y desconcierto por lo que estaba pasando. Esto quiere decir que, en nuestro subconsciente colectivo, tenemos arraigado que algo se nos estaba arrebatando. Esto es simplemente porque que hemos absorbido la herencia cultural a la cual pertenecemos, aunque sea en parte.

Nuestra vida colectiva, empezando por nuestro lenguaje, pasando por nuestra organización institucional y terminando en nuestros valores, se encuentra imbuida en la cultura europea, aunque si pensamos que somos más los no europeos en este conjunto, le llamamos civilización occidental. Somos los que entendemos a los griegos y su democracia como el principio de nuestro pensamiento, al Imperio Romano como nuestro proveedor de leyes e instituciones, además de que los idiomas que hablamos actualmente provienen mayoritariamente de ahí. Nos entendemos como consecuencia de la cultura cristiana medieval, pero también como la construcción de las democracias modernas a través de una revolución que a la postre nos cambió a todos.

Esto no lo tenemos en nuestro pensamiento diario, pero nos es inevitable entender los símbolos que nos lo reflejan. Porque sabemos que ahí se coronó Napoleón Bonaparte. Porque sentimos que ahí vivía un jorobado con el que simpatizamos de forma subrepticia. Y es por eso que sentimos solidaridad con Francia cuando sufre un atentado terrorista que acaba con la vida de decenas de personas, y nos importa menos que cientos mueran en lugares que nos son mucho más ajenos. Porque en el fondo sabemos que este es nuestro lado. Nos lo recuerdan los símbolos que hay de eso, como Notre Dame. Y como todos los símbolos, termina por dejar de ser un reflejo de lo que representaba para convertirse en la idea misma. Y el pensamiento de perder aquellas ideas que sostienen nuestra vida en común es distópico, cuando no atemorizante, porque es parte de nuestra identidad.

Sin embargo, todo indica que este símbolo seguirá siendo testigo silencioso de nuestro devenir, gracias a que Francia cuenta con cuerpos de respuesta a emergencias muy bien preparados, que tomaron decisiones correctas en momentos críticos. Y a que para este momento ya se han juntado más de 700 millones de dólares para la reparación, pues todo indica que no hay empresa o empresario francés que pueda decirse tal si no pone una generosa aportación en el chapeau. Eso nos tranquiliza, pero, ¿sabemos como sociedad qué otros símbolos nos son propios? ¿Cuáles definen nuestra identidad como especie, cultura, nación o región? Yo sólo espero que no tengamos que observar cómo se derrumban en un incendio para entenderlo.

Educación

Por Ángel Dorrego

Analista, consultor y asesor político. Especializado en temas de seguridad y protección civil. Licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Nacional Autónoma de México, Maestro en Estudios en Relaciones Internacionales también por la UNAM. Cuenta con experiencia como asesor de evaluación educativa en México y el extranjero, funcionario público de protección civil y consultor para iniciativas legislativas.
Correo para el público: adorregor@gmail.com