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¿Cómo saber si tu hijo recibe bullying en la escuela?

Señales no verbales de que tu hijo recibe bullying en la escuela

A pocos días de haberse reiniciado el programa de clases presenciales; me llamó mucho la atención la manera como una señora con la que hablé la semana pasada, presumía de que su hija no recibe bullying en su colegio, se dirigía hacia el bullying, o acoso escolar, como un fenómeno “relativamente reciente” y de una incidencia baja en la población infantil y adolescente. bullying bullying bullying 

Me pregunto yo, ¿Y en qué escuela habrá estudiado esta señora…? Personalmente, los recuerdos que tengo de la escuela es un encarnizado campo de batalla donde lo dabas todo por “encajar” … Los más retraídos, no sólo éramos rechazados por los más “populares”, sino que eso nos hacía más propensos al acoso escolar.

En realidad, nadie estaba exento de esta situación, puesto que, para todo estudiante del colegio, siempre existía -y existirá- un “pez” más gordo que él (o ella).

Lamentablemente, las personalidades más tímidas o con menor apoyo parental son susceptibles de caer en un círculo vicioso en el que no se sienten aceptados por su entorno social.

Al sentirse inseguros e inferiores, se convierten en un blanco fácil para los “acosadores”, que pueden hacerles sentir aún peor en un proceso que puede prolongarse durante meses e incluso años, teniendo consecuencias nefastas para su autoestima. ¿Les suena conocido…?

Ahora bien, ¿Cómo podemos saber si nuestro hijo está pasando por un trance similar? inclusive en los núcleos familiares más comunicativos, es posible que se dificulten este tipo de conversaciones, pues siempre existirá un “no escrito” código de honor escolar que frenará a la víctima a recurrir a “papi y mami” a resolver sus problemas personales.

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Tenemos que hacerle entender que no vamos a resolver los problemas por él… ¡Sino que vamos a ayudarle a buscar una solución para que él mismo la ponga en práctica!

        Aunque las denuncias por bullying han aumentado, en Latinoamérica sólo llegan al 19% de los casos.

En todo caso, estén atentos a cualquiera de estas siete claves; si se manifiestan tres o más de ellas, es señal de que algo anda mal. ¡A afinar la observación!

Regularmente presenta moretones

En la escuela es probable que los deportes le dejen “recuerdos” de cuando en cuando, pero si esto ocurre más de una vez a la semana y viene acompañado de ropa rasgada, debemos sospechar.

“Pierde” el dinero o sus cosas

Igual que el anterior, siempre existe la posibilidad que un despiste nos deje sin el “dinero” destinado al lunch… pero si a eso le suman útiles escolares que “desaparecen” y nuestro hijo elude nuestra mirada al contestar sobre su paradero), es momento de hacer una investigación más profunda.

 Tiene mal humor luego de llegar del colegio

Se siente especialmente susceptible y triste, y reacciona con inusitada agresividad.

 Ya no habla de ningún amigo en particular

(O evita hablar de él cuando se le pregunta) Nada peor que un buen amigo que se une al clan de los “aceptados” y nosotros quedamos por fuera.

Un niño que es maltratado en la escuela, deja de mencionar a sus amigos.

Aún cuando no haya agresión física, la presión psicológica de vernos separados de nuestro compañero puede hacernos sentir solos y frustrados. Incluso cuando nuestros amigos no estén ligados directa o indirectamente a la agresión, el mencionarlos nos recuerda el escenario que nos espera en el colegio.

El sólo hecho de ir a la escuela le provoca ataques de ansiedad

Puede sentir dolor de estómago, cabeza e incluso asma.  ¡La ansiedad toma prisioneros!

Muestra menos interés en los estudios

Su rendimiento académico disminuye: Es más fácil precisar este fenómeno cuando analizamos alguna materia donde haya tenido una trayectoria destacada o sepamos que es de sus favoritas.

Empieza a sufrir de insomnio

La ansiedad mencionada anteriormente puede, con suma facilidad, trastornar sus hábitos de sueño, pues se acostará preguntándose si mañana podrá escabullirse de aquellos que lo hacen sentir mal.

Lo más importante es mantener y observar los cambios de humor de tu hijo y asegurarte de que confía en ti. De cualquier forma, no dejes que el bullying quede sin denunciarlo.

El regreso a las clases presenciales, representa un escenario angustiante para algunos alumnos, para otros, puede significar el desfogue de una válvula de emociones, los que estuvieron resguardados en sus casas y recibieron violencia o acoso por parte de sus familiares, tenderán a sacar su frustración en el colegio.

Como padres o tutores, estemos atentos a la salud emocional de nuestros hijos.

Eréndira Córdoba, fuente de estadísticas web