Opinión

Soberbios, arrogantes y sin pies ni cabeza Morena es victima de Morena

Soberbios, arrogantes y sin pies ni cabeza Morena es victima de Morena

Me Lleva El Diablo 

Lunes 21 de abril del 2025

Soberbia la afirmación de asegurar que Morena con cualquier candidato ganará la gubernatura en el 2027; igual de soberbia es la campaña de en el 27 se van el PAN, la misma consigan se decía para el 24.

O sabe de algún acuerdo para que el PAN deje la plaza o solo es un lance que pone al descubierto la esencia actual de Morena: soberbia y arrogancia.

En Querétaro Morena a falta de un verdadero liderazgo debería tener unidad, pero ni lo uno ni lo otro.

Vamos al grano: en Querétaro Morena ni tiene un líder, un personaje que unifique y concilie las diferencias que hay al interior, ni siquiera a caudillos o caciques llegan, no tiene liderazgos fuertes, solo personajes que encabezan a los diferentes grupos que hay en ese partido.

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No hay la capacidad para evitar que las diferencias se conviertan en fracturas.

En Querétaro, se les olvida que el movimiento político más importante del México moderno —fundado por Andrés Manuel López Obrador— nació justamente con ese espíritu, de unidad de las diferentes corrientes e intereses, no de Morena, sino de los grupos sociales. Provino desde abajo, con vocación incluyente, plural y transformadora, eso no existe en Querétaro.

Tal vez Santiago tenga razón cuando se refiere a que Morena como marca es mucha marca para cualquiera de los que andan tras la candidatura, eso es verdad, Morena les queda grande.

¿Acaso Chema Tapia y Luis Humberto Fernández son los liderazgos que requiere Morena, o lo es Santiago Nieto, o el mismo Gilberto Herrera, o Beatriz Robles, o Piedragil, o Tovar, Celia Maya, el Güero Inzunza, o el embajador en Corea, ¿o el exministro?, o quién, quién es el guapo o guapa que unifique no solo a las facciones y sectas de Morena, sino también a la ciudadanía.

No lo tienen, no son esos los hombres o mujeres que requiere Morena, todos los anteriores son los mismos que se vienen mencionando desde hace 7 años, o más, los mismos, y en ninguno de ellos hay capacidad para la autocrítica y la reflexión, humildad política para lograr la unidad, todos solo tienen el proyecto individual de ganar el poder por el poder.

Su fortaleza también puede ser, si no se atiende con responsabilidad, la causa de su división.

Morena en Querétaro no tiene a el personaje que tenga la capacidad de convocatoria de llamar a ciudadanas y ciudadanos de muy distintos orígenes: militantes de izquierda, de centro, activistas sociales, creyentes y no creyentes, científicos, académicos, empresarios honestos y hasta antiguos adversarios.

No existe ese personaje en Querétaro, y menos en Morena.

Hoy es indudable la potencia de Morena en el país, ya que, junto con sus aliados, gobierna en 23 estados de la República y tiene mayoría en 27 de los 32 congresos locales; además, la presidenta cuenta con un respaldo ciudadano del 82 por ciento.

Frente a esa fortaleza, la oposición tradicional luce reducida, desdibujada, eso en el país, no en Querétaro, donde las cosas son diferentes, aún creyendo que Morena esta empatado con el PAN, o que esta arriba por 1 o 2 puntos, o que esta abajo por 5 o 10 puntos, según la encuesta que vea.

Los números nacionales de Morena no son los mismos que los estatales, así como los números que tiene Claudia Sheinbaum no son los mismos para Morena: no se cieguen creyendo que los buenos números de Claudia son los de Morena, solo porque no tienen una real oposición en los partidos, pero si la hay en la ciudadanía, sino al tiempo.

Dejemos de lado lo que hace o no hace el PAN, los gobiernos panistas, estatal y municipal, y veamos porque la soberbia de los caciques locales de Morena los puede llevar a la derrota, antes de la elección.

En Querétaro, como en el país, el riesgo más serio que tiene Morena no proviene de sus adversarios, sino de sus diferencias al interior. Se encuentran tan divididos que se refleja en categorías como “claudistas”, “obradoristas”, “puros”, “fundadores”, “conservadores”, “radicales”, “honestos”, “arribistas”, “intrusos”, “novedosos” y eso sólo contribuye a la polarización interna, que será la cusa de su derrota en Querétaro.

Si esas etiquetas se siguen imponiendo corren el riesgo de asfixiar su capacidad de renovarse y de impedir la aparición de nuevas figuras y liderazgos que puedan oxigenar y dotar de un nuevo impulso a Morena, porque los mismos de siempre no garantizan más que la división y con ello la derrota.

Renovarse no es traicionarse, es asegurar la continuidad de un proyecto – que en Querétaro no existe- sin que pierda su esencia.

Morena en la entidad es una cofradía cerrada, cuando debería de ser un movimiento abierto al pueblo, salvo aquellos casos en los que se hubiesen cometido actos de corrupción o represión, o demostrado tener vínculos con la delincuencia organizada.

Pero no, las facciones, los grupos, las cofradías, y los intereses personales están por encima de la unidad.

Soberbios

La declaración de Nieto, como los posicionamientos de Herrera o de Fernández, Astudillo o de Chema Tapia, caen en la lógica de las facciones, de los egos, por encima de lo del bien colectivo, van por repetir los errores de movimientos que terminaron desapareciendo.

La soberbia de sentirse ganadores antes de la competencia electoral la aleja de la gente.

Su error es que se sienten invulnerables e invencibles – como en las mejores épocas del PRI-, creen que pueden imponer sus ideas, olvidan al pueblo que es el verdadero motor de la transformación.

Morena va perdiendo la brújula, Morena puede ser víctima de su éxito. El dilema real está entre reproducir los vicios del pasado o reinventar formas de organización política desde una ética del respeto, de la inclusión y la unidad, solo es cosa de que Morena rompa sus tribus y acuerde mirar hacia fuera y sumar.

 

 

 

 

diabloDiálogos en el Infierno / por El Demon.

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