Opinión

Los partidos políticos, ¿son un Club de Tobi?

 

Los partidos políticos, ¿son un club de Tobi?

Escombro Electoral

Lunes 18 de marzo

 -El accionar de los partidos políticos en muchos casos por su actuar, nos hace recordar los capítulos de un viejo comic, La pequeña Lulú, quien nace de la idea de Marjorie Henderson en el año de1935, donde este personaje y sus amigos fue evolucionando hasta llegar a las series animadas. La pequeña Lulú en su escenario tiene a buen amigo llamado Tobi, quien tenía su club, donde en la entrada había un letrero que señalaba; “No se admiten mujeres” al paso de los años se volvió un clásico en la política.

En varios partidos existe un club de Tobi, donde este grupo tiene un manejo preferencial en el reparto de las candidaturas, y en algunos casos aplican al pie de la letra la consigna de Tobi, no se admiten mujeres, pero afortunadamente ahora existe la Ley Electoral, donde a estos egoístas miembros del club de Tobi, se ven en la necesidad de ajustar la lista de las candidaturas.

El club de Tobi, cuando hay amigos y amigas.

 -Estos clubes no rechazan a las mujeres, son grupos que se reparten muy bien los beneficios y con más razón cuando estamos en las etapas electorales, no importa si el ungido tenga o no capacidad para desempeñar el papel asignado, lo importante es que es nuestro amigo. Pero ante este escenario, a veces los resultados a la hora de desempeñar su función una vez ganada una elección, ahí aparece la realidad del amigo ganador, el fracaso, pero eso no importa, es nuestro amigo, y ya aprenderá.

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El club de Tobi familiar.

-No cabe duda que el famoso club de Tobi, evoluciona de acuerdo a las necesidades políticas, cuando estás son familiares, en el pasado, se llamó caciquismo familiar. Esta unidad familiar, según me cuentan es muy común en la zona serrana, donde se van turnando los puestos entre las familias, en algunos casos me han dicho, que, hasta la amante, entra en los beneficios del club.

Morena, ¿tiene su club de Tobi?

– ¡Claro!, y de acuerdo a las necesidades del partido, es decir cuando no se tiene suficiente gente para el reparto de candidaturas, se puede decir que tiene un ¡Club del Chapulín! Para confirmar esto, según los datos que hay en los medios nacionales, los morenistas han repartido 14 candidaturas al senado a exmilitantes del PRI y el PAN, más lo que se acumule en las candidaturas pendientes, de los municipios y diputaciones locales. En Querétaro tampoco escapa de lo anterior.

El club del chapulín en otros partidos.

-Este club, no es exclusivo de Morena, lo hay en otros partidos, pues ante la clásica de lo que diga mi dedito, en los morenistas, tales dedazos han ocasionado descontento en algunos militantes, por haber sido desplazados por un chapulín de otro partido, y como son buenos elementos, otro partido les abre la puerta, si, de Morena a la alianza de la oposición de PAN, PRI y el PRD, o de los partidos antes mencionados, a Morena. Quizá habrá que dignificar esta ruin práctica, y mejor llamarla como intercambio de militantes.

En días pasados el Club del Chapulín morenista estuvo muy activa en su sala de recepción, para darle la bienvenida a varios ex militantes del PRI, de los comités municipales de la zona serrana. Cabe mencionar que esta oficina chapulinera, también trae sus consecuencias, porque los fundadores del partido, no comulgan con la invasión de esta plaga electorera, que viene a desplazar a los auténticos seguidores y fundadores de Morena.

Querétaro seguro, aprendió rápido, y ya también tiene su club de chapulines.

-En días pasados en conferencia de prensa en prestigiado hotel ubicado en Plaza de Armas, Connie Herrera, inquieta y activa mujer política, hizo la presentación de su candidata al municipio de Corregidora en la persona de Gaby Moreno, quien días antes renuncio al partido satélite de Morena, EL Partido del Trabajo.

Tobi

Todos los partidos que aceptan el intercambio de chapulines, me hacen recordar la canción infantil El Ropavejero de la autoría de Francisco Gabilondo Soler, mejor conocido como Cri – Cri, cuya letra es: Ahí viene el Tlacuache cargando un tambache por todas las calles de la gran ciudad. El señor Tlacuache compra cachivaches, y para comprarlos suele pregonar. ¡Botellas que vendan! zapatos usados! ¡Sombreros estropeados, pantalones remendados! ¡Cambio, vendo y compro por igual!

 

 

 

 

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